viernes, agosto 15, 2014

CONTRASTE: AREQUIPA CIUDAD BLANCA


1950:
Días después de la gran revolución, el sol aparece triunfante, con un halo muy intenso por el eterno cielo azul; atravesando a su paso, a los guardianes volcánicos de la Ciudad Blanca hasta esclarecer desde muy temprano los tiempos añejos de la campiña y sus composiciones de Yaraví; donde el accidentado arroyo se hace negro y los mitos sobresalen alrededor del festejo en las picanterías, entre el cantar del eucalipto y la andenería del valle del Chili, por los corredores naturales de Sachaca, Yanahuara y Cayma, descubriendo poco a poco crónicas de héroes, artistas y lonccos chacareros; que andan por trochas en caravanas de sombreros, brindando con chicha, murmurando orgullo hasta llegar a casa. Sombras de ccalas arando la tierra desde la madrugada, fortaleciendo el verde con el caudal vigoroso del río bendito, que sigue dando vitalidad a la campiña, como lo han hecho las lluvias torrenciales con la tierra y su arquitectura de sillar, como también los ventarrones que forjan el carácter familiar, a pesar de fenómenos que nos hacen más fuertes, de temporales que vuelven a recrudecer y del desafió que significa mantener desde entonces, hasta este 2014, año del 474 Aniversario de Fundación Española, el equilibrio de una incomparable cultura y el progreso a través de una valiente historia. Porque siendo herederos de semejante patrimonio de vida y tradición, todas las generaciones de arequipeños, gente de ayer y gente de hoy entrelazándose en tiempos remotos y rebeldía, han trascendido en sueños de grandeza, como incansables vigilantes y respetuosos guardianes de una hermosa campiña colmada de sol, que contrasta costumbres, influencia migratoria y propósitos económicos innovadores, para que nuestra cultura no se ensombrezca por el perjuicio desproporcional contaminador y el avance irreversible de las vanguardias.

La esencia en nuestra ciudad es la tradición y el color de nuestra alegría es la campiña.

En Arequipa, desde su fundación hasta ahora, no importa cuál sea el objetivo que nos lleve a ser los mejores, nuestras raíces siempre deben mantenerse.