miércoles, septiembre 28, 2011

CUARTADA DOMÉSTiCA (relato)


Al salir del local se decidió a preguntar:
- ¿Tiene Skype?
- ¡Sí hay!, está instalado. 
- ¿Abre los domingos?, es que no puedo venir de lunes a viernes, soy madre de familia, sólo puedo venir esos días, ¿Ud. abre la tienda los domingos?
- No amiga, los domingos no abro, sólo es de lunes a sábado, los domingos descansamos.
-¡Ah bueno!, es que como soy madre de familia, tengo que atenderlos y no tengo tiempo. 
- ¡Ah ya!...
No sería tan intrascendente si no fuera porque la clienta es una señora de buena presencia y guapa, de talla considerable, un tono de voz atractivo, que tiene aproximadamente 50 años, es de profesión artista, de origen francés pero que radica en el Perú desde hace ya bastante tiempo, puesto habla muy bien el Idioma Español, parece que tiene residencia permanente con la posibilidad de trabajar porque eventualmente envía hojas de vida a instituciones para que la acepten como maestra, pues se ve que es muy activa y tiene entre esos portafolios que carga consigo, varios proyectos como ese de “Vía Arte” que había ejecutado con los alumnos de una escuela de pintura el último verano, el que llego acoger bastantes niños y adolescentes que pugnaban por matricularse.
No es de estimar entonces que ese breve dialogo haya sido como cualquier otro, porque ya desde muy temprano cuando ella era la primera clienta que estaba haciendo uso del internet se le notaba inquieta y algo abrumada. Su calidez que lucía las veces que le había visto por aquí haciendo los trabajos acostumbrados denotaba esa resolución que las personas mayores suelen preparar para algunas acciones. Puedo creer que ya había indicios para ese desquite, alguna vez yo le comente al dueño de la tienda lo afable que resultaba esa señora cuando trataba con alguien extraño, lo que desde luego no quiere significar otro propósito. Eso seguramente le había dado algunas ideas. Se hizo notorio que ella no podía ser un ama de casa convencional como las de aquí, una madre que vive enteramente para sus hijos, descuida su figura, y que suele abandonar hasta sus aspiraciones y pretensiones individuales. Ya por ser una artista consagrada a su vocación era por sí solo motivo de especial atención y curiosidad. Es conocida la extravagancia e irreverencia con la que los artistas llevan su vida y sus relaciones personales. A mí me agrada esa combinación de rostro de madre y figura jovial que desprende naturalidad, sin ser necesario exagerar con objetos de moda para provocar en los hombres las miradas libidinosas. Sin embargo no todos tienen el mismo juicio al mirar, el dueño de la tienda cede hipnotizado ante cualquier atributo que exprese en sus deseos la aventura para sus bajas intenciones. Sé por él mismo algunas de sus canas al aire cuando trabajaba de chofer, y por las condiciones que su esposa establece cuando se trata de contratar personal para el negocio: ¡Nada de mujeres!, mucho menos jovencitas. Eso debe ser porque lo conoce muy bien.
Está claro que antes que yo llegase a la tienda, hubo algún roce de esmerada atención del dueño hacia ella, como suele acostumbrar con otras personas, lo que le habrá creado algún sobresalto sospechoso que la dejó inquieta, lo que en las mujeres que suelen venir no parece causar ese efecto, o al menos eso creo, pero ella seguramente lo había notado en la forma en que parece una insinuación que busca entablar alguna relación coloquial, lo que usualmente suele buscar este señor. Por eso de la inquietud y de la respuesta que desde luego me pareció abrupta y fuera de lugar. Nadie en su juicio común ventila sin la solicitud de nadie, mucho menos si es extraño, su vida intima y familiar. Ella con su dialogo quiso poner las cosas en el lugar que le corresponde, y no dejar cabida de alguna duda en el aire sobre esa soltería que la gente pueda creer. Porque me pareció bien torpe excusar que no puede venir, cuando nadie da explicaciones sobre su frecuencia a este lugar, y menos argumenta un día martes que no puede venir los días laborables cuando está diciendo que solo tiene tiempo para ella los domingos. Noté fácilmente que carece de esa experiencia habitual de ama de casa, como es costumbre. El que el dueño de la tienda le haya cortado de inmediato después que la señora le haya explicado en síntesis una vida corriente, inventada en un hogar constituido, significa que el respeto todavía importa para esas personas que desean vivir en esa libertad sin importar la edad. Ese señor no puede decir amiga a cualquiera, ella no le estima lo suficiente para dejarse llevar por la aparente comodidad en la que la quiere hacer caer. Los artistas son mucho más sensibles con las percepciones y esmerados en los detalles. Reconozco que la señora estuvo muy bien por lo que consideraba una insinuación que termina degenerando en ligerezas. Su espíritu va más allá de ese tipo de aventuras, yo mismo la he ayudado a estructurar alguna propuesta para que lleve a cabo sus proyectos. Es muy insistente, no se resigna en el bajo perfil, si no resulta por la manera tradicional, se le ocurre dejar el formato y desentenderse de los esquemas para hacerse pública y útil de la forma más directa para las actividades que tanto desea realizar como artista, siempre en la formación de niños y jóvenes.

miércoles, septiembre 21, 2011

ILUMINACIÓN PARA EL UMBRAL


He quedado al descubierto restituido en alguien original,
a quien la gente común puede resolver sin el menor esfuerzo.
Hecho en la proporción intrascendente
causo en cualquiera el olvido inmediato al pestañear,
cuando se interponen esos impactos de belleza sintética
o esa falta de sentido común en la recreación caótica
que parece tener la lógica irreverente de resolver
estas conexiones que giran todo el tiempo
uniendo los sentimientos
al destino que las circunstancias
van construyendo.

Sin nada porque insistir,
abierto a cualquier posibilidad
y expuesto a los juicios morales,
lo que me sucede  es distracción y expectativa
porque no logro inquietar en los sentidos ajenos
debilidades que nos harían traslucir en legitimidad
la condición impermeable
al encantamiento de las ilusiones
en la epidemia técnica que busca por cualquier oferta y método
simplificar la complejidad humana
en un agente operativo.

No se me ocurre la locura
porque ha dejado de ser novedad
entre la anomalía mental conceptuada como habilidades
de característica relativa a esta época.
La lógica a quien le importa,
dialogar sobre un hecho anterior a este instante
parece como desafiar la perspectiva
de un futuro inmediato
normalmente contribuido con desidia.

Es un hastío reflexionar el camino inverso,
fijarse en la realidad de los hechos
para asumir posturas de inflexión
ante la conducta sistemática;
lo que quedó atrás
porque ya se hizo evidente
y decepciono cualquier expectativa,
-¿Quién es el verdadero protagonista?-
estará formando el residuo de nuevas generaciones
y murmullos angustiados
que se esconden lamentando
no poder percibir la identidad indivisible
que también provoca emociones profundas.