miércoles, diciembre 06, 2017

CAÍDA LIBRE


La pluma cae
cae al precipicio y se introduce en la nada absoluta;
no puedo ver más
no puedo continuar sonriendo
no soporto el traslucir aterrador de temporales y delirios,
no podré soportar el porvenir a tientas.


Será una locura terminar expuesto
perdido desde la incógnita
exacerbado de paranoia
y cediendo frágil –casi en levedad–
después de imaginar objetos rotos,
maldiciones impresas en color sangre
contusiones en el alma
sufrimientos existenciales
y una cadena sombría de esfuerzos retorcidos en blanco y negro,
para quebrarme en silencio,
quebrarme taciturno y dejar de soportar vehemencias
rostros desencajados de pintoresca miseria
seres grotescos que expiran asco,
fábulas góticas como ironía
recuentos de angustia en la ciudad de las persecuciones
y espirales perturbadores en el limbo.

Mi rostro se hunde
mis manos son el pozo
lo soy en la medida que desciendo
y oscilo en el aire
un destino final,
una nueva oportunidad;
los segundos son proyecciones inmemoriales,
la tierra a la espera de mí,
estoy perdido en caída libre,
no tengo más fundamento
y sin embargo, despierto antes del infinito.
Todo vuelve a empezar.

viernes, diciembre 01, 2017

ENTRE DOS ORILLAS (la maldición del libro)


No quiero caer en vergüenza.
Al sentir la diversidad estridente al anochecer
y el tunder elíptico de los objetos vivos,
entiendo la revelación del café, del plato y la torpeza;
intentas recrear un puzle conmigo
tomando recuerdos de mis propias acciones ocultas en mi memoria.

Montas una vergüenza creíble con gotera
ante una luz menguada, que desentraña
el perfil de rostros húmedos descansando profundamente.

Estas convencido de mi anonimato a pesar de los hechos,
nadie puede percibirme
y es completamente cierto,
una paradoja de torpezas
acrecienta mi sentido defectuoso,
agudiza mis secretos,
me hace conformista para desistir
y me obliga a socavar
entre el que fui ayer
y quien soy en este mismo instante,
un completo incrédulo,
que olvidó elaborar bosquejos durante la vigilia.

Los recuerdos son semblanzas rústicas
transcurriendo en superficies impresionistas de Monet;
admiro el arte de morir en tierras desérticas
al abrazo del calor enigmático;
mi liturgia es pasadizo para creer más;
todos los rituales son escalones,
soñar despierto
leer antologías con el tacto
y acabar fatigado
por el día y los alimentos sin digerir,
es producto para ceder a un ardid de la conciencia,
sin embargo,
la disposición es una recreación maldita
mientras gotea el líquido negro
y yo contemplo –desfigurándome–
recordando el tiempo…
Tus rituales al perpetrar
son todos ellos un encantamiento místico
cuando todo ha sido un truco de la memoria,
y el trascender 
una sintaxis ordinaria de posesiones
en el acto reflejo,
luego con el proceder literal
y la revelación de diferencias,
la muerte se ha impuesto para desbaratar espejismos
y esconder errores en una tumba con pergaminos,
en un charco de café con gotera,
desatando el nudo y a empezar otra vez
sin daños colaterales por lamentar
sin más vergüenzas para sentirse intimidado.

CAJA MULTIFLORAL

Con el paso de los años,
desde el color, la caída de los muros, el sistema binario, el libre tratado…,
el fondo se ha convertido en un misterio absoluto,
contrasta difuminado imaginaciones sediciosas
o tal vez el bienestar encubierto en acciones tolerantes;
si al no y no al sí, para monetizar por igual la hipocresía;
nunca se sabe la intención.

Expresar naturalidad al esbozar
sin advertir actuaciones
y procurando ante todo, sensatez,
cuando los sistemas se disparan reaccionando
y dan cabida al pisoteo de nombre y a la discusión de disparates;
así son estos días, es propio de ahora.

La calidad del aire se va tornando nostálgica,
las manos tocan sin advertir peligro,
el ambiente sigue siendo hostil;
el dinero es la condición tácita para ser o no ser,
nunca se aprende,
a veces por versos y otras por idolatría.

Los métodos actuales son ejecutores fungibles,
(alguien sin rostro impondrá su voluntad casi de golpe y con máscaras).
La capacidad de procesar por microscopio
hasta la reclusión de pasatiempos en espacios infinitos
condenados a pronta depresión y más encierro.

Fantasías anodinas prolongándose
hasta padecer resignación
como dieta blanda, 
como verter azúcar en la fruta dulce,
como posarse cerca al gran ventanal futurista
y visualizarse en un exhibidor de ingenios virtuales
para la decadencia humana;
tan perfecto y alegórico
como levantarse una mañana
pisar el frío
salir desnudo
ignorando el cuerpo frágil
la mente efímera,
conseguir dolor y enorgullecerse de rebelión
sacando lo mejor de sí,
fingiendo extraordinariamente una solución radical
en medio del gentío y del rumor desplazado
que jamás alza la vista
no dispone de atención por la premura;
una solución radical
en medio de la vorágine de sombras y pronombres sospechosos,
una vergüenza sistemática 
demostrando error voluntario,
frutos convenidos para la gracia,
exceso de ingenuidad
y afecto desmedido mientras se calla,
se otorga razón
y se asienta más sinsentido por causa de simpatía,
y nunca más de valor,
nunca más de segregación.