lunes, noviembre 30, 2015

PESSOA en PERSONA

Ha pasado mucho tiempo…
Bernardo Soares está sentado en una silla contemplando todo lo que existe en esa habitación del edificio “Mensagem”. Esta al pie de la cama, a veces erguido, a veces tumbado y otras veces conservando un silencio eterno, esperando por alguien inadvertido —posiblemente como yo— a que lo levante de esa cama siniestra donde parece guarnecida la derrota de su cuerpo, o de todos los cuerpos que han pasado por esa comodidad fatal antes del año de la muerte; porque es imposible seguir maquinando ante el desasosiego que provoca este vertiginoso proceder de las horas.
Alberto Caeiro puede estar ahí muchos días y yo puedo pasar delante de él sin siquiera verlo. No lo ignoro, tampoco estoy disgustado con su actitud, simplemente no he querido mencionarle asunto alguno, ya sea político, social y menos de lo que piensa la gente para dejarse llevar; no obstante he tenido vergüenza de mi sequedad para delirar en abstracto sin la mención de palabra fuera de día o por la noche, cuando Álvaro de Campos se levanta de esa silla y deambula en direcciones fantasmales probando su percepción en el espiral de superficies y objetos mientras me observa de cerca, como acercando el lente por el rastro de mi respiración enfermiza y desparece una vez más ante la evidencia tangible de un poema firmado a la hora del diablo y en caída libre hasta ese baúl maldito.
No tiene por qué decir cómo se siente en tanto espera su oportunidad para describir quién es verdad; su fijación es un total desconcierto, sin embargo percibo absoluta confianza en el punto final de su voz, no se quebranta jamás y entiende que yo lo escucho atento con un silencio que vierto en un río sombrío sin caudal.
Ricardo Reis escribe odas al claroscuro, sobre ninguna superficie visible, no tiene palabras densas que yo pueda imaginar, pero me estalla la cabeza por la inquietud de saber cómo se crea un universo dentro de otro. Ahora está nuevamente sentado y nuevamente de pie, pero no desea irse porque en esta habitación, en el centro mismo de Lisboa, la experiencia de existir a partir de nada es una proeza de fantasías entre los tantos laberintos de rincones y calles perfectamente ideadas para un hombre que necesita dividirse en muchos.

Sé despertarme antes que el resplandor del amanecer me alcance, Fernando Pessoa sigue escribiendo ahora junto a la ventana, desde allí puede ver, sentir y escucharlo todo, no se inmuta por el tiempo, sabe que cualquier época provocará el mismo drama en el hombre, cada cierto instante es un aforismo en desenlace, y lo dice muy discreto en una carta dedicada a Ofelia, en otra página que llama tabaquería, en otra de un banquero anarquista, en otra del marinero en la playa del gran océano, donde el poeta filosofo es del tamaño de lo que ve.

lunes, noviembre 16, 2015

Interlude: LLOVERÁ SIN INOVACIONES

Las aves se filtran por la sombra, el hombre se filtra por la derecha y las casas contemplan alrededor. El paisaje no tiene sentido, tiene sentido que nada cambiará en muchos años porque no somos capaces de creer que también podemos hacer que llueva.

lunes, agosto 24, 2015

EN EL TRAYECTO DE LA CONSTANCIA DE HACER Y PENSAR

Suena la alarma, son las 5 am., no puedo levantarme, quiero dormir un poco más, pero un temblor me pone de pie de inmediato, soy muy nervioso para quedarme recostado y esperar a que todo pase. Ya listo, todavía no puedo abrir bien los ojos, me pesa el cuerpo, las pesadillas a diario son un tedio agotador que ya no sé como solucionar. Antes de salir quiero dormir un poco más, lo necesito, abro la puerta de la sala y me recuesto en el sillón, descanso y a los pocos minutos duermo y ronco, lo siento como si me viera hacerlo, es tan consciente y ridículo a la vez que me levanto de un brinco, salgo raudo, junto la puerta de la sala con el tapiz, saco mi bicicleta de entre otras que están apoyadas a la pared, apago la luz de garaje y ya no hay marcha atrás, todo queda oscuro y yo tengo que hacer lo que no podré dejar de hacer si quiero mantenerme bien, correr, ejercitar el cuerpo, exigir mi voluntad, despertar todos mis sentidos antes que el sol me encuentre aceptando el peso de la rutina tal y como es, y dejarme al corriente de todas las consecuencias sedentarias. En el complejo deportivo, mi espacio de ejercicio se ha convertido en un recorrido introvertido, es una propiedad tan espaciosa a lo ancho y a lo alto, con el frío nocturno que me agrada respirar y como envuelve mi rostro. A veces como hoy que despierto a medias, corro con desesperación y no quiero ceder al descanso, no hay tregua, me agito pero me resisto e intento desplegar toda mi fuerza y rapidez, bajo, subo, me aliento a seguir a pesar de los inconvenientes al respirar el aire frío. Finalmente he cumplido, es lunes y quiero que sea diferente, me siento diferente y muy motivado a conquistar este mundo que desea doblegarme para ceder a todo lo que veo a diario y que jamás voy a aceptar como destino. 
No se si todo sucede en mi cabeza, a diario es lidiar, mi cuerpo obedece sin replicar, el dolor y la costumbre ya no importan, mis pretensiones de algo mejor en un momento incierto gobiernan la síntesis de lo que hago, corro, leo, pienso mucho, experimento diálogos y comportamientos que me desvíen en algo singular y me mantengan con los ojos fijos en el constante círculo de hechos que para todos pasan desapercibidos. 
Mi libertad no la cambiaría por nada.

viernes, agosto 21, 2015

El MITO QUE SOMOS, DE ALBERTO VEGA HERRERA


Por: Abel Rubio Loayza

Nació en Arequipa en 1932. Ha publicado Tierra interna (1956), Palabra natal (1960), La arena del tiempo (1965), Poesía (1970, 2002) y El Mito que somos (2015). En cada poemario se entrega de lleno a sí mismo, con el verbo unificado que purifica su experiencia estética, la que se afianza en el libro que informamos de conformidad con la tradición literaria peruana.

El motivo que lleva el texto encierra una variedad de propósitos y experiencias que van desde El arte poética a Las hetairas de Safo en parangón con la ciencia literaria y el autoconocimiento crítico que posee la poética de Alberto Vega en correspondencia con la secuencia estética, donde el poeta circunscribe las características valorativas del significante; de esta manera asistimos a su Arte poética, que argumenta: «el borrador/ del poema/ viene dentro/ en los genes», «Los poemas perfectos no existen/ porque la Poesía/ es impredecible/ No se sabe el rumbo exacto/ de lo llamamos inspiración». En El mito que somos: «Pero más que este poema/ hijo del ocio/ creador del mundo/ y autor secreto/ del enigma que es el hombre», « de ti solo queda/ el altar/ y no precisamente/ para desposarte». En Museo: «No existen dioses/ que no bajan a la Tierra/ a enmendar su perfección/ con un poco / de flaqueza humana». De Epílogo: « ¿lo que eres/ no interesa/ sino/ lo que los demás/ creen que eres». Vocatio ad cenam: « Por azar llegamos/ a este mundo/ y solo por suerte/ existimos todavía». El mar/ la mar: « el poema que hago a diario / como mi vida y mi muerte/ me corroe a cada instante/ como tú desgastas los peñascos». Tour: « Todo el museo de Luvre/ no puede con la risa/ de la Mona Lisa». Elogio de Santa Catalina: «Si hay un sitio / en el universo / donde Dios se animara/ a existir/ ese sería Santa Catalina». El Beso: « Y sobre todo tener bien puestos/los cinco sentidos en esta serenata/ que suele ser la carne», « Una blusa blanca de punto/esculpiéndole el busto/ponía el cielo a sus pies», « Hasta tus prendas íntimas/ eran de hilo negro/bordándome sobre tu sexo/le pena más excitante». Las hetairas de Safo: «El amor/es nuestras patria/ de que fuimos expulsadas», « yo me embriago/de ti/ para olvidar/ que debo recordarte», « Mi olvido te añora/ y sobre él/ te escribo/ este poema/ que nunca leerás/ como jamás/nos volveremos a tocar», « una mano en la cadera/ la otra tocándote/ el cabello/ que el viento acaba de agitar/ sobre tu frente/ ceñida de guirnaldas».

Es, pues, el fenómeno del mito el que nos conduce a situaciones muy profundas de la naturaleza humana; se encuentra profusamente disperso en los peldaños de nuestros actos o creencias; sin embargo, se suele emplear esta voz con demasiada irreflexión, esto es, con un vago sentido de perfección, sin considerar que es lo opuesto a lo razón y a realidad segmentada. Al mito no pretendamos asirlo como algo definitivo a ultranza; su esencia es algo inefable e incomprensible desde luego, por consiguiente, su identidad es muy confusa; le permite adaptarse a cualquier terreno o circunstancia como el magnífico grafotexto de Alberto Vega, El Mito que somos, que testimonia con su verbo el traslado de una serie de circunstancias específicas de su yo poético, y profundiza toda una gama de posibilidades estéticas que impresionan desde la primera página.



Nos suscribimos a él, por ser Alberto Vega uno de los poetas más completos de su estirpe en el continente, lo que nos lleva a una identificación a través de la lectura del libro, cual es, saborear su magnífico quehacer in perpetuum, pues su palabra otorga dimensiones inauditas en el espíritu del hombre humano que, según Umberto Eco, sería específicamente la lectura de una persona modelo y no, por supuesto, la del lector netamente empírico.

jueves, mayo 07, 2015

VLADIMIR MAYAKOVSKI: LA FLAUTA ESPINAZO Y OTROS POEMAS

3
Olvidaré año, día, fecha.
Me encerraré a solas con este papel.
¡Nace con sufrimiento de palabras lúcidas,
magia más que humana!
Hoy llegué de visita;
sentí
algo mal en la casa.
Y qué ocultabas en tu vestido de seda.
Olor a incienso en el aire.
-¿Contenta?
Tú, fría:
-Mucho.
El muro de la razón turbada se derrumba,
y yo, ardiendo en fiebre, acumulando angustia.
Escucha,
da igual:
no ocultarás un cadáver
-¡atroz palabra, lava en la cabeza!-
Da igual:
cada músculo tuyo
como por una bocina
lo clama:
¡muerta, muerta, muerta!
No;
contesta.
¡No mientas!
(¿Cómo irme así?)
los agujeros de dos tumbas
abren los ojos en tu rostro.
Las tumbas se ahondan.
No llega allí la luz.
Sin duda
caeré desde el andamio de los días.
He tendido mi alma como una soga sobre el
/precipicio,
con malabarismos de palabras me he
/columpiado en ella…

miércoles, marzo 25, 2015

Interlude. BENDICIÓN ORIGINAL


No tuve necesidad de abocarme a una actividad en específico,
no tuve inquietud por creer en un dios,
no lloré por alguien puesto que no albergo recuerdos a mi alrededor, 
no sufro por ilusiones que al proyectarse resultan contraproducentes,
no espero nada a cambio porque jamás hice un favor.
Tengo varios nombres, no obstante me daría lo mismo no tenerlos,
no deseo amar o lo que es lo mismo no me interesa expresar;
la vida transcurre y yo transcurro en su misma trayectoria,
he aprendido que seguir el camino del día siguiente es relativo
porque nacer y morir se originan en la misma oscuridad.

lunes, marzo 23, 2015

MÚSICA [implícito]

La música inventa un paralelo,
los elementos sobresalen en cuestión de milésimas
me divido del núcleo ensordecedor que lo cuestiona todo.
Quiero ser una isla y seguir en una dimensión de perspectivas por encima del cero.
La hora no avanza,
mi rostro se resiste a expresar,
mi cuerpo es un constante trémulo de emociones, movimientos…
Quiero ser el mismo
con el tiempo en retroceso
recobrando el ritmo alternativo de Roots, del Dub, del Lounge, del Punk, del Trip Hop;
y por qué no,
del Cancionero de Sillar. 

sábado, marzo 07, 2015

DEVORAR EL MUNDO

Un cuarto para la medianoche y la neblina obstruye en cualquier dirección la visión de las calles que me vieron crecer, el sentido para huir y el camino de vuelta a la casa de los sueños.

Lo que deseo es liberarme, pasos fuera de mi hogar, olvidar la infancia, ignorar los objetos que nunca tuvieron valor, salir, escapar, desenvolverme. No sé porque lo hago, es un impulso —como caer— alguien me motivó, me lo decía al unísono y sin embargo lo desconozco. Tengo puesta una vestimenta corriente que no abriga pero me tiene ligero, es lo que menos importa cuando sigo avanzando y me abro paso en la espesura turbia de esta noche inusual. Necesito saldar cuentas con quienes se atraviesen en mi camino e intenten decirme un no. Sigo sin rumbo, quizá dando vueltas, girando en la incertidumbre, con una extraña iluminación a mí alrededor que me señala a cada instante; maldigo esa luz, maldigo el protagonismo persuasivo y la característica de mi percepción en un relieve agresivo de formas y trasgresiones abismales, con esta imposibilidad de ver a unos cuantos metros de distancia.

Grito:

¡Son unos cobardes de la intemperie, reflejos de otros que rehúyen al clima, destructores  del creador, indiferentes del hombre, egocéntricos de su insignificancia, críticos sin experiencias, prometedores abreviados en un impulso, pusilánimes del cambio, melancólicos en su laberinto cómodo, conformistas de la rutina, causantes de ocio, pesimistas por frustración propia, competitivos del sarcasmo e ironía, opositores del sinsentido, de la espontaneidad! Solo quieren sentirse bien con las puertas cerradas y la vida negada de aire, con su existencia agotada de quehaceres reiterados cada día y mediocridad de servirse en su refugio dúctil que conserve todas sus represiones.

No le tengo miedo a nada y esta neblina tampoco es un escenario anónimo para despotricar las vergüenzas personales de seres comunes acongojados en sus secretismos humanos, en sus vicios para seguir asumiendo y, acobardándose ante los tenues fenómenos naturales que trascurren de noche y se disipan de día, como las aspiraciones de ser ese alguien que nos perturba en la decadencia y nos alienta de ilusiones cuando el poder significa dinero.

Nuestras posibilidades son inmediatas, nuestro ímpetu es un destello en un mar negro y pesimista, la juventud es un cheque en blanco emitido por un desconocido, una figura retórica, una cuestión emocional de errores y cojudeces que nos gratifican expresarlas, alardear, presumir con la intención de alimentar nuestra propia creencia virtual de que seremos diferentes, eternos y grandiosos, más que cualquier otro y en condiciones diversas, tirados en la suavidad, bramando en el calor, imaginando ese fin de semana, la persona perfecta y el objeto complementario que nos haga felices por un momento, pero también míseros en los anhelos protectores, hasta encasillarnos en definitiva a este mundo apretujado, que quiero devorar a patadas y esparcir con desgarro a la intemperie, con ganas absurdas de sacudirme el calor corporal y enfermarme ante el temor de revelar descarnado todo lo que importa de esta sociedad que no debería importarme un carajo, porque finalmente es recíproca la indiferencia en la claridad bajo el sol todopoderoso y en medio de esta neblina que me velará hasta el amanecer, cuando por fin el sol de las 7 a.m., se lleve el total de inquietudes de cada rostro, en la destartalada movilidad de siempre, con destino al automatismo habitual de apenas existir en el vicio cíclico de espera a que todo suceda, sin preguntarse por qué y para qué.

viernes, febrero 13, 2015

Interlude: RETRATO DEL CLIMA EN EL NIVEL 2

En la vista del núcleo citadino, un componente borrascoso suspendido y voluminoso, se ensambla a la catedral del siglo XIX que luce un campanario de piedra y sus dimensiones rudimentarias.

La resolución es gris en el sistema rotativo de la civilización minúscula, se mantiene la infraestructura de cantera y jardines verde militar en relieve lánguido por el temporal que aguarda la tregua del tórrido aguacero de febrero.

viernes, enero 30, 2015

TEMPORIZAR


El tiempo va detrás de mí [detrás de todos…]. Las promesas están muy cerca, me confundo en seguir, en escapar, en taparme la cabeza y esperar del transcurso lo que suceda sin ninguna intervención mía.

Estoy haciendo todo lo posible pero siento que me derrito en el espacio incierto. Lo que creo a estas alturas ya no tiene sentido, a nadie le importa [no nos importamos…]. Sigo deprisa, pero no sé dónde voy, las horas se han convertido en obstáculos continuos, posturas en mil condiciones, sensaciones que me alteran, padecimientos del pasado y preocupación constante por el futuro. No puedo vivir el ahora [como antes cuando era del tamaño de lo que veía], el ahora me tiene descompuesto. Todas las teorías las he tirado por tierra. No me sirve de nada leer, es alimento que pasa sin masticar. Mi rostro no expresa lo que estoy viviendo [asfixia y felicidad], lo que tuve que soportar y me hizo más insignificante. No sirvo para avanzar, sirvo para permanecer y esperar el retroceso inevitable del tiempo.

miércoles, enero 28, 2015

DESCOMPOSICIÓN

Temo descomponerme ante el público.
Mi cabeza está por estallar porque el oficio me invade y las ganas de vivir se han convertido en una monotonía de dinero y ocio.


Un día completo para acumular más estrés. Al finalizar me tomo una gaseosa, salgo del recinto laboral, que al día de hoy se ha convertido en una maldita prisión donde cumplo mi condena de subsistir. A veces no quiero seguir caminando hacia el paradero, quiero desviarme y desaparecer, y en ese desaparecer fumar lo que sea, fumar para disuadir y filtrarme resignación seca hasta el inframundo de las entrañas, y quebrar de salud mis pulmones. Volverme otro y caminar sin sentido con las ganas revueltas de evadir la mediocridad y finalmente cometer atrocidades en un lugar remoto y con el rostro anónimo.