miércoles, abril 25, 2012

ATROFiSMOS XIV


Visualmente cualquier producto tiene en su velocidad de referencia la extrema formación de la cualidad del prisma. En ese flujo que si tiene demostración instantánea, la energía procura cada comienzo en la única oportunidad para reinventarse.


Cuesta empezar cada día lo mismo, aceptar la inmovilidad aparente como derroteros existenciales en el transcurso insignificante de nuestro tiempo, por eso el esfuerzo es el impulso de un sólo aire que nadie ha logrado mantener constantemente durante toda una vida, porque la fragilidad del cuerpo es limitación y la ansiedad nos mantiene elaborando el futuro que podría ser, en la ficción de probabilidades al unísono.


La inquietud nos hace querer la espontaneidad como método de motivación continua, quien parece girar en las mismas actividades, que por demás agobian, se alejara con menos consuelo cada día de esa dispersión que rehúye al espíritu porque la esencia es como contemplar el horizonte.


Mi fortaleza no es una expresión que sustente una crítica, vale decir, puede ser inmutable y algo genérica, en relación consecuente al carácter o al propósito de la identidad.


Es insomne cualquier auditorio presente en un acto de aislamiento. Lo que sucede allí es una intromisión permitida para descubrir la savia elemental no sólo de un individuo fraccionado en percepciones, sino la elaboración perpetua de la conciencia.


Que el instinto vuelque todos sus intereses en un estado de irreflexión, lo que aparecerá deslumbrante, podrá habernos convencido que somos eminentemente subjetivos, padeciendo la misma ilógica, como si lo nuestro no tuviera remedio a pesar de toda la grandiosa teoría.


Según la retórica, es necesario emular sobre la esperanza un derecho conceptual que caracterice con experiencia multitudinaria las razones equivalentes a una igualdad general de orden popular.

viernes, abril 06, 2012

EL VIERNESANTO DE CESAR VALLEJO

 EL POETA A SU AMADA:
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso,
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernesanto más dulce que ese beso.

En esta noche rara en que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

Y ya no habrán reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.