viernes, junio 29, 2018

LOS DÍAS DE OTOÑO

La secuencia,
mirar el horizonte y soportar el reflejo nauseabundo,
las manías del embaucador obsceno
y la división de tierras para la cía. 


Ahora a subsistir del momento a momento
un punto más abajo, en el “D”
pasando los kilómetros,
en obediencia
condicionado por las circunstancias
apagando fuegos internos que nos devoran a diario
como caricaturas de papel humedecidas
hasta milésimas de moléculas en implosión
diseminadas en una vida miserable
de monedas amarillas y despojo permanente. 

A callar de pronto
en el devenir inmediato
con tabaco para asfixiar los órganos
-dosificador de desalientos en un cerebro indestructible-
que padece,
gotea,
se desmiembra
y traspasa secuencias injustificadas
en el camino empedrado
guiado por sombras inconscientes,

voces de muertos y vivos 
viajando alrededor de un objeto a la intemperie,
indefenso, en el curso marginal,
que facilita en los días de otoño
temporal estéril sin contestación,
sentidos de autómata,
un manual bíblico
y placebos para dejar de soñar.

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