Cuanto mas se acercan las horas a la medianoche, mas silencio se produce entre mi habitación y lo cósmico, mas completo puedo sentirme . Puedo concebir como mis fracciones dispersas vuelven al lugar que me habita, al cuerpo etéreo del cual tengo ignorancia.
En el mutismo de esta capacidad terrestre el mundo de sus objetos físicos y metafísicos giran alrededor de mí , desde lo mas lejano hasta lo mas próximo me ensordece ese éxodo perturbador en mi masoquismo de aceptarlo noche a noche .
Los muebles inmóviles me enfrentan cuando no puedo escapar ya , la cerámica es el cuadro de miles de espejos , el estante de libros produce un sonido como el tic tac como el péndulo oscilante de un hipnotista del siglo XIX ,y ya no puedo seguir en la lámpara eléctrica cubriéndome de su incandescencia ,embalsamado entre mis lecturas agobiantes .La materia aleatoria quiere vulnerable y ese sonido indeseado que me desborda que me desbarata que me altera y que lo busco entre todos sus ángulos y perfiles no lo encuentro, no ubico su extraña procedencia...
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