Sin ni siquiera tergiversar el ímpetu del propósito
la obligación continúa,
solo los relojes se anteponen en circunstancias de riesgo,
las emociones retornan
al interludio del circuito imaginario;
cuantiosas visiones sucedáneas se habilitan
en instancias consecuentes,
los objetos se acomodan con exactitud,
existir se hace cada vez más espiral,
los sentidos cada vez más se atormentan,
moverse es como fingir acción colectiva,
imitar porque en la intimidad de la noción ordinaria
la cualidad es homogénea.
Al alcance entre maniobras pausadas
de tema empírico
la materialización de la utopía
llega a su momento
concebida en situaciones precarias
o en vanguardismo insular de modos distintos,
las estructuras previas se ven como una falacia próspera
sucesivamente carente al planeamiento
en invenciones temporales
haciéndose crítica por todas partes.
Inútil como imposible
próxima a la desilusión interpuesta
con conceptos sombríos en la categoría de extraños
proliferado de decadencia
contribuyendo al conformismo ineludible.
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