sábado, julio 13, 2013

SÍNDROME (La Casa de los Sueños)


*Pessoa lee el Libro Negro en la incertidumbre. Ha llegado la Hora del Diablo, y el descenso a lo temible le muestra los seres que ya no son humanos.
*Cuantos círculos por la cicatriz de luz.
*Los fantasmas nunca descansan.


Se escucha un disparo, el aterrador estruendo de recuerdos que parecían tan remotos. Mutismo al instante en el barrio y el aguacero: de los escalones oscilan hombres como aves, voces tóxicas como sentencias prematuras. Observo mis pisadas que trajinan por el zaguán, se abren paso ante el charco negruzco, desprenden la trasparencia y retornan de una sombra en donde se ha postrado la muerte por todo el tiempo perpetuo. Escucho las lamentaciones de mi madre, contemplo a mis hermanos que se divierten en la habitación contigua y rememoro la iluminación pálida que me desentiende por un intervalo (ese tiempo nuestro cuando el semblante de hacia enfermo de precariedad). Nadie me dirige palabra alguna ni giran la vista para reconocerme. Pruebo gritarles pero es completamente inútil. Resuelvo salir huyendo inmediato de allí, no obstante en el patio, en la calle, y en la tierra de estructuras vacías a la intemperie, el cielo es un atisbo disuelto por el sol.
El mundo [del tamaño que puedo verlo] por cuanto estos hechos sórdidos, me recibe con un ambiente a tierra dúctil y húmeda, casi imaginaria cuando parpadeo hasta cerrar los ojos para ceder vencido y no despertar. 

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