jueves, abril 09, 2020

INTRAMUROS


Mis valores pisoteados,
mi trabajo por completo incomprendido,
mi vida en el anonimato,
todo en lo que creía
un montón de basura a modo de pretexto,
mi manera de pensar
un enorme peso hostil inherente,
un gran volumen sobre mí
de imputaciones y desidia por auto sugestión.
Solo recibo miradas a la distancia,
o sombras efímeras evitándome siempre.
Tanto porqué pensar, 
rostro persiguiendo rostros
palabras por desconocimiento
hombres que valen monedas,
indiferencia de aspecto educado
y deseos hipócritas de buena salud.

Me dedico a lo mío
y no pienso en el presente
en lo que ocurre a mi alrededor,
esta claro, a nadie le importo;
desasosiego para mostrar,
falta de empatía,
ningún valor cualitativo
que se deba corresponder.

Mis ojos se inundan
aunque lo trate de evitar,
cada día se renuevan las decepciones,
una colección memorizada
que me retrata un rasgo cada día
de aquellos a los que critiqué
a templanza fija,
masticando el enésimo sarcasmo,
con un estúpido razonamiento provocador
a veces sin fundamento 
y sin llegar a nada.

El desencanto me asedia,
mis valores pisoteados;
intento levantar la voz
y ya no están
no les significo ni genio, ni figura, 
todo lo contrario,
vivir así es como sentir mierda en el cuerpo.
No logro confiar
no me arriesgo a creer,
no mencionaré,
miradas tétricas flotan en el aire
y después profundidad para caer 
descubierto, 
un mundo oculto saliendo de mí,
cual vorágine cruel y a la vez sincera,
una serie de actos cuestionables.

Cada quien en su labor,
existencias a través de un muro,
mis valores pisoteados,
mi disposición mutilada,
no me levanto,
no pregunto,
no lo intento,
no lo hago más,
dejo fluir interpretaciones,
mis hechos siguen sumergidos
como filtraciones a la hora de los ausentes.

Soy visible cuando bajo la cabeza
y entiendo,
sin embargo, paso temiendo popularidad
cuando soy una palabra en boca de todos.

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