domingo, julio 06, 2014

LUCES, CÁMARA Y ACCIÓN (memoria cíclica)

Aquellos días…

Todavía de madrugada, con la oscuridad como una espesa niebla alrededor de los objetos, los corredores y la intemperie. Decido levantarme a pesar de las pocas horas tendido en esa cama donde sueño absurdos y premoniciones, con el cuerpo aún fatigado del día anterior, del desvelo crónico imaginando seres y utopías en ese horario estelar de las cero horas de cualquier sistema controversial en la creación de todo lo posible.
Levantándome como un goteo que empieza y no acabará ante un nuevo día que se abre en tinieblas. Me pesa todo, la densidad me debilita, sin embargo un impulso de la voluntad me hace enérgico en un instante.
Me aseo, me cambio de inmediato, ya estoy listo, apago la última luz que quiso atraparme, y bajo enseguida las gradas en una sucesión de efectos que me llenan de convencimiento para mi bienestar futuro.
Cuidado, soy suspicaz, no deseo incomodar el silencio, tomo lo necesario, estoy listo ante el crudo invierno, la bicicleta empieza a andar, un momento después verifico de reojo si todo está en orden, si ya he partido, y en efecto, estoy nuevamente en carrera, soy el primero antes del amanecer y el último del rezago negro.
Siento aullidos, vehículos que parecen sin conductor, el frío gélido queriéndome hacer volver y las luces de los postes guiándome el camino.
Llego de la misma forma con alguna variantes de secuencia para diferenciar, todavía puedo regresar a la cama y esperar la claridad del día en la comodidad, así como cualquiera, pero no, abro las rejas y todo lo demás quedó atrás. A veces cuando llego allí, ya veo una sombra girando y moviéndose a intervalos por el circuito extenso, pero otra vez yo soy el único, como casi siempre. Dejo los objetos, hago algunas flexiones, marco la distancia, obligo a mi mente al pleno vacío, y comienzo a trotar, el ritmo va conmigo. Uno: a velocidad media con los pensamientos todavía rondándome. Dos: salgo del circuito para ampliar el recorrido, hago algo de aspaviento ─respiraciones mortales e inmortales─, improviso a ciegas, el ritmo explícito continúa más influyente, comienzo a creer en mí, mis emociones se alteran. Tres: estoy firme en ser libre, en vencer a contracorriente, mis ojos solo ven el firmamento claroscuro, tengo calor, mi imaginación ha vencido al frío. Cuatro: velocidad, agitación, un mundo posible, juventud, fuerza y destreza, competitividad, no hay quien pueda ganarme, alargo el paso, nivel superior, bajo, subo, abro el circuito a más, improviso para presumir que no solo corro en vertical, mi cabeza lleva el ritmo, mi cabeza es aleatoria y no me importa más que seguir y seguir a costa de todo. Cinco: velocidad, beligerancia, imaginaciones frenéticas, calor y el sudor hasta en mis manos, quiero olvidar y quiero ser otro, el de mi gran sueño. Seis: bajo el ritmo, la velocidad es inercia, respiro, pero continuo en el sentido correcto, ya casi he ganado. Siete: en mi mente solo hay despliegue y arremetida de secuencias, el sonido se me ha metido en la piel, no tengo ningún dolor y el aire se expande, deseo amnesia y revoluciones. Ocho: velocidad otra vez, línea del tiempo, vector, dinámica sin complejos, fe, ya ganaste.
Es un nuevo día, el principio de una larga jornada que acabará otra vez en la oscuridad del fin.

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