miércoles, septiembre 30, 2009

ALTURA TEMPORAL


Este clima es el de hace algunos años, parecidos escalones ascendentes me llevan con el cuerpo sosegado a la azotea que ahora es propia y determina la tranquilidad de las utopías.
Escalones que no son los mismos y este cielo que no es el mismo y este tiempo que no es el mismo, y yo que sigo creyendo en el principio de los poderes artísticos cuando la altura dominante de un firmamento nublado de serenidad posibilita la atención de persecuciones y jornadas indeterminadas en un mundo agitado, plano y de desordenes demográficos.
Las emociones me vuelven por la frescura de aquellos recuerdos en el descanso de los parientes envejecidos, algunos ahora ausentes y otros todavía entre nosotros, despertando en las tardes cuando la ascensión nos acogía después de soportar la asfixia de la superficie habitual carente de sentido y de sobrevivencia inhumana.
Cielo desértico, aquel cielo arenoso, como el camino de cabeza sin temor de peligros y abierto al despeje territorial que no tiene direcciones por el cual luego lamentarse. Esta altura autoritaria que reduce los abismos de la desesperación social, aligera las notas abatidas de un drama que se hace ocurrente cuando el solsticio brama sin condiciones el temporal de las imágenes permanentes; aquellos rostros sufribles, estos rostros tácitos expuestos al destino de la intemperie cuando el claroscuro de la casa de los sueños fue sustituido por el orden moderno de la geometría gráfica.
Los sobrantes de la historia pretérita allá por los años memorables, cuando el cielo todavía era azul, el día plenamente blanco, la noche enigmática de negro, y sin la altura dominante para ventilar el estrato de las memorias efímeras.


1 comentario:

Fran dijo...

Una mezcla de nostalgia, producida por la evocación de tiempos mejores y de anhelos venidores, todo rociado con tu estilo inmejorable, Paolo.

Qué gusto es leerte.

Saludos.

Francesca