jueves, abril 11, 2013

CUALES SON LOS PENSAMIENTOS, CUANDO HABLO DE CORRER


Debes correr lo más rápido posible, hasta activar ese interruptor que te haga resucitar. Tu cuerpo no obedece, aumenta más la velocidad hasta que el sudor te empape, ¡sigue!, ¡sigue!, estás muy cerca; jamás entenderás porque se apaga el espíritu cuando más lo necesitas, ¿la soledad te estará pasando factura?
Corre, ¿por qué paras?
El colorido del amanecer comienza a reconstruir los paisajes demolidos en la anterior oscuridad, ¿los ves?
Mientras sigues adelante vertiginoso, sin recordar los padecimientos, todo alrededor emerge en la obra magnífica del Creador. 
¿Sientes ahora tu voluntad?
Evoca toda la ira haciendo piruetas de imaginación, sincérate al fin, porque en verdad, si tu ritmo sigue menguado por las meditaciones que siguen debilitando tu temperamento (por el exiguo aprecio a tu esfuerzo), callarás, y entonces te conformarás con la seducción pusilánime que la comodidad modernista impone a las nuevas generaciones triviales. No querrás hacerte lento y esperar paciente a que los errores se compongan por arte de magia. Si te das cuenta, tirado en el suelo boca arriba, las nubes se mueven a una velocidad inverosímil. Nuestra velocidad sí que es un ridículo, por eso no deberías cansarte de ir sumando pasos en ese circuito que parece estúpido o hacia la alineación cardinal en el extremo eriazo de los parientes remotos. Peregrina superando tus propias limitaciones hasta encontrar las respuestas humanas en una alquimia distante y absurda. Las nubes no cesan su recorrido, esclarecen algo que parecía invisible, mírate en ese espejo, busca en la dinámica de la velocidad que atraviesa todas las épocas, esa fórmula consciente que se impone sobre el invariable Tiempo y hace entorpecer el rodaje incansable de su estructura.
Podrás sentir de inmediato en la resolución de tus acciones, escalofríos por todo el cuerpo, corrientes manipulando tu temperatura, aceleraciones indefinidas orientándolo todo hacia un bienestar excepcional, cuando en ese momento puedes estar soñando con agua.
Ahora las cosas parecen servirte al asomarte, no hay premura que valga, sientes el consenso en la intimidad para tolerar todos tus motivos de rebelión, por más que las ocupaciones sean prolongaciones para encerrarte en un tedio que no existe, el tiempo ha dejado de ser progresivo en un rango que te sigue a todo lugar. 
¡Salta lo más alto!
¡Esconde tu cuerpo en la hierba!
¡Estira tus extremidades!,
cuando te oyes de lejos,
cuando duermes dentro de ti,
¿Puedes sentir que esos son los verdaderos límites o son más distantes?

No dejes de correr, sigue firme hasta desgastar la superficie. El sentido de las cosas no se halla en una vuelta.

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