martes, abril 30, 2013

EL INFIERNO DEL ALEPH



Se abren paso las intimidantes revelaciones
que parecían confinadas hasta el exterminio totalitario.
Se desgarran del oprobio esclareciendo sustanciales seres de utopía,
provenientes de tiempos remotos y de un solo lugar,
originado en el inframundo de éste preciso suelo
(El que hemos creado a imagen y semejanza)
totalmente expuesto al sufrimiento calamitoso,
que nadie ha podido ver a lo largo de las tribulaciones (sin meditar en el dolor);
porque los temporales siguieron trasladando la historia
hacia un punto más apócrifo,
en el cual se revertía la luz a un apocalíptico agujero sin fin,
consumando lo que todavía estaba edificándose
sobre la roca perentoria (el eje imaginario)
 rodeada por espectros ambulantes,
inconscientes de su misma muerte en la plenitud del día,
cuando el universo se tornaba uniforme […]
o en la paranoia nocturna,
cuando cada rincón segmentaba
una percepción escandalosa de terror,
por los instantes de perplejidad frente a los hechos contranatura,
que se revelaban tal cual una luz cegadora,
encendida para encandilar e impedir
 el testimonio oportuno del salvajismo voraz
de ese extraordinario siniestro oscurantista
sobre la genuina ciudad inmejorable,
fundada entre las ruinas mortuorias y ensangrentadas
de almas que habían vivido en el tormento permanente,
y que ahora despiertan de esa proscripción maldita
en una forma abyecta ominosa,
persuasiva a obtener de nosotros
la última esencia de luz auténtica,
que nos pueda devolver al despertar de una consciencia renovada.

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