viernes, abril 05, 2019

LOS PASOS GIGANTES

Los pasos gigantes 
los pasos gigantes; 
el horizonte en apertura 
pretende inducir reflexión 
por sucesiones monstruosas 
por tragedias cotidianas de mal menor 
por dramas de jornadas solares en sosiego 
por todas las noches en vela, 
por todos los mundos colisionando, 
por todos los círculos puertas adentro, 
por las generaciones bajo condiciones seniles 
por el arbitrio de masas 
y el ilusionismo de la gran reforma. 

Los pasos gigantes de la imaginación 
contribuyendo al estatus de la vanidadyolosoy, 
a la energía incomunicada y secreta, 
al control visual y absurdo 
de miles de millones insomnes 
y del individuo monótono…, 
que desea confinarse en las visiones del futuro. 

Los pasos gigantes opresores 
de los cinco sentidos, 
una puerta de salida que no será posible hallar, 
el impedimento para decir ¿por qué?, 
porque en nuestra línea de pensamiento 
se nos va implantando una paradoja de convicciones, 
el unipersonal frente a la tesis formal; 
acordamos límites cada vez que deseamos 
cada intento creador en el presente progresivo 
que abrirá el infierno de refugios 
siempre solitarios 
siempre dantescos.

LOS ARTILUGIOS DE LA IMAGINACIÓN


Los pasos gigantes que son parte de imaginaciones creadas en el poder del pensamiento, a veces incurren en la persecución que no cesa de ser. Sin conocer lo que más allá se ignora y más allá se apremia con todas las persecuciones. Los pasos gigantes de la imaginación cumplen los miedos dilucidados en la posibilidad del desastre, al que siempre -y cada vez que podemos- hacemos de nosotros mismos. 

No hay medida más apropiada como el esperar sin ser vistos, en el poder diminuto, querer, a la hora de la verdad, es concentrarse en divagaciones temporales en el infinito, aferrándonos al ritmo, con la pausa desértica invadiendo estados comprensibles de toda la vida, hecha de resoluciones inútiles. Porque salir de allí y entrar en el mismo lugar que aguarda ficciones, no precisa confirmar, sino entender cómo se actúa después de extenuarse sin nada interesante, en esas cuestiones inanimadas prometedoras para el pasatiempo y derroteros sucesivos alcanzados con la risa resignada en el fracaso. Porque aprender del derecho ordinario, será siempre la capacidad trivial para conocer el extremo abierto de un tiempo extinto, en donde los sueños caen y el cuerpo se siente otro, en un peso confundido poco criterioso y animado con revoluciones de ridícula inspiración.