sábado, marzo 31, 2018

ACUARIO II

La última vez insinuaste una acusación.
Yo te digo:
Somos libres de pensar de diferente manera, y no hice más nada al respecto, solo esperar a que la noche caiga y los años pesen como angustia insostenible hasta los quejidos y los delirios de niños en el jardín, personas tocando la puerta, gritos de mando y diatriba para corregir en el tugurio sórdido a la luz de la luna, por la ventana del devenir gélido de la Sierra y el amanecer después de expirar.


Sin comunicación.
El auricular descolgado.
La línea ocupada.
Trabajo como método de excusa,
 una medida para desentender y a la vez
censurar el siniestro.
Sigues pensándolo y no lo puedes comprender.

Yo te digo:
Fue muy grande lo que te provoqué y muy intenso que vinieras por mí cuando el sol bajaba sus intenciones. Ahora es un paréntesis, nunca quise unos brazos para ti, más que los míos y el calor recíproco de provocaciones. Ahora, ahora, cómo buscar si tú no estás más. El café es agua descompuesta y el cine un cuarto cerrado que proyecta recuerdos tontos que nos hacían felices en una estación perdida, en un restaurante al filo del precipicio.
Ahora hay más distancia y amnesia, lo perdimos todo y no me atrevo a recordártelo.

viernes, marzo 30, 2018

RETROCEDER EL TIEMPO

Llovía…
Minutos antes le prometí esperarla y así lo hice después del trabajo. Aguardé por ella casi en medio del aguacero, no tenía otra idea más que imaginarla de pronto, sentirla otra vez junto a mí y escuchar sus palabras después de una larga ausencia sin explicaciones.
Finalmente llegó…
Como cada persona en la calle cubriéndose de la lluvia o bajando ligeramente la cabeza para no mojarse el rostro, ella iba subiendo hasta que la detuve y la tomé de la mano hasta el lugar que encontré para cubrirme del agua; le di un beso, la abracé con emociones contenidas y las cosas empezaron a fluir otra vez, como antes, algo se encendía mientras el chubasco de las gotas en el suelo caían a mi zapatillas y yo conseguía más inspiración y ocurrencias cuando le indicaba el camino y le iba preguntando qué cosa le urgía conocer de mí, ahora que por fin pudimos hacer un espacio en nuestras vidas.
Tardó en hablar, percibía en ella un silencio muy extraño…
No sé por qué sonreímos, fue alguna complicidad olvidada que quizá volvía a retomarse, otra vez marzo, otra vez a escondidas, otra vez insinuaciones, otra vez una situación emotiva sin poder encubrir.
No parecía nada urgente, o eso fue lo que creí…
Me habló de muchas cosas, sin embargo nada que me involucrara, la escuché como un niño a su madre, siempre atento y esperando a que me diera la oportunidad para darle alguna opinión.
Al final de todo lo que dijo sus intenciones eran claras, escapar de la ciudad, y yo en medio de sus impulsos, un pensamiento dándole vueltas como un mosquito que no se aparta, me toma y me susurra que quiere huir, que le hartó la vida en su casa y los estudios en la universidad.
Eso, patear el tablero por ésta maldita vida…
Soy su amigo, es exacto, pase lo que pase y el tiempo que sea, sigue siendo su amigo y más, porque nos dimos besos, de amor y de afecto mutuo, abrazos y tomadas de mano a lo largo de avenidas y parques y en la pista de baile de un video pub o disco, así es que negarme a lo que me propusiera siempre para mí fue algo muy complicado de evadir y llevar a un terreno más sensato, más aún porque la entendía a la perfección y sus convicciones eran como las mías.
Beatriz…
Espléndida y a la vez rebelde, gótica para pensar y hasta cándida para el vivir a diario; huir, en serio, huir como antes, como antes de este tiempo digital, como antes del narcisismo excesivo que detiene a la personas y las confunde hasta representarlas en maniquíes humanos. Le diría que sí, Beatriz me oyes, vámonos, maldita sea, ahora mismo y desatar el terror en nuestros seres queridos y amigos y enemigos para levantar sospechas de muerte y de innegociable rebelión porque el mundo en que vivimos es una verdadera mierda, zalamería por aquí, pedantes ellos e impostores repulsivos, seres cínicos con títulos estúpidos envueltos en máscaras y mentiras para dedicarnos atención a cambio de, o comprensión cuando solo quieren deshacernos de nosotros o utilizarnos a su parecer para ser como ellos y quedarnos a refundar este mundo sin sentido que acoge más y más involuntarios que se inmolan a vivir sin arte, sin gracia de crear o sin mundo íntimo para dramatizar.
—Lo hacemos ¿en verdad? Me dice, ¿qué nos falta?
—Hacer retroceder el tiempo diez años antes.
Tomé un taxi y la dejé descansando en su habitación, de lo cual me arrepiento, otra vez a soñar de noche y despertar de día. A estas alturas tengo raíces y sentimientos por toda la ciudad, escapar es el epílogo, pero quedarme sigue siendo un umbral permanente para declinar, desistir, reinventarme y buscar personas y emociones que cada cierto tiempo vuelvo a esclarecer en un laberinto que me va dejando sin aliento, con más literatura melancólica en climas soledad prolongándose por meses, años y más personas desaparecidas al caminar. 


lunes, marzo 19, 2018

MENTALISTA II


La constante invención de la mente, 
el ir y venir de los que buscan resguardo 
aunque vivan fingiendo una forma de ser, 
y los que teniendo sombra, compañía 
resuelvan percepciones genuinas. 

Lo visible es alterno 
al margen de un esquema procesando similitud; 
todavía parece revelarse por impactos 
pero es distante y se sintetiza por cuestiones desclasificadas,
mientras se aproxima el momento 
y la hora se apuntala 
con diferentes razones de homonimia, 
para no llamar jamás siete años antes 
y ahora, con el polvo y el humo
provocando amnesia. 

Sonrio de miedo para soslayar 
aunque ya no sienta una diminuta luz, 
no me quejo, no hay síntomas de vergüenza 
me apuro a insistir, elocuente y casi torpe 
pero es inconcluso, 
difuso pensar, difuso creer 
sigo traspasando con vehemente deducción 
como el invidente de nacimiento 
o como el empírico por descendencia.


sábado, marzo 17, 2018

VOLVER


Tengo sombrías expectativas de antiguos nombres llenos de tierra
horas anudadas en marionetas de pobreza,
sufrimiento parental desbaratándose en fragmentos,
atisbo inducido por un historial de temor
por el trémulo al extenso túnel de la noche
por el trémulo a escuchar la puerta, los golpes
la insurrecta asunción de embestidas brutales
hasta los efectos de calor derritiendo nuestras sombras
hasta la función en el guion de elogios —de afecto demolido—
y las horas transcurridas en rotativos ennegrecidos
que matan al hombre,
de vicios
de mentiras
y de parsimonia;
prolongan hechos de sumisión bajo el hermetismo
en rezagos de una extraña armonía que lo censura todo
y alimenta más tensión en largometrajes de vida doméstica
que nunca dice nada y solo encubre un proceso agudo de decepciones.

Cuando se desmontan más de esas pequeñas alegrías, algo expira
el irrisorio desdén por el otro
los esfuerzos anónimos de toda una larga vida
para convalecer junto a desconocidos, seres de piedra,
y después de convalecer
ceder a la cama frígida
petrificado de olvido,
de angustia,
de rencor,
de pena,
de remordimiento;
por no querer,
por no vivir,
por no llorar de felicidad
y por no buscar
en el umbral de la memoria
en el inicio de cada decisión
¿cuándo empezamos a equivocarnos de camino?

jueves, marzo 08, 2018

PROLONGAR EL INSTANTE

Describir cada estación por el efecto de ahondar en el sentido. 

Me convierto en esto o en aquello apreciando los momentos de las personas, sus acciones ingenuas para contestarle a la vida, siempre con una mirada ceñida en la brevedad de su alrededor, nada de perderse en algo más, nada de rodearse por otras inquietudes. El mundo es instante, es efímero y cada vez más mezquino, la especialidad es una condena, ver-conocer-saber es una síntesis contraproducente. Arrinconarse para argumentar en voz alta, pelear por centavos, deambular en círculos por causa de algún vicio, quejarse por el dolor, envilecerse hacia la vanidad, odiar las formas orgullosas por vivir de algún pasatiempo, odiar y enfurecerse por servir y ser atendido en simultáneo con una dedicación hipócrita desesperante, mientras un temporal se posiciona del aire y convierte en tensa una jornada cualquiera. 
Otros fenómenos avanzan contra todo ser viviente, lo desprenden a la fuerza del ridículo, de su acuerdo mediocre con las obligaciones ordinarias, para unos segundos más de vida. 
Ceguedad expuesta. 
Invocación al drama. 
Situaciones límite. 
Implorar, sucedió. 
Suplicar, fingiendo al menos. 
Exigir explicaciones. 
Reclamar rencor. 
Contestar algarabía. 
Dirigirse con absoluta libertad. 
El problema solo representa un punto del ángulo. 

Todos los que se detienen y los que siguen son simples marionetas.