lunes, marzo 10, 2014

THE LAST SUNSET (relato)


David, al llegar de la universidad, se dirige deprisa hasta su habitación en el tercer piso. Ingresa, cierra con seguro la puerta y lanza las cosas que trajo consigo a un rincón atiborrado de ropa y objetos; siente que no puede más y se deja caer pesadamente en la cama, en una profunda modorra, quizá porque todo al fin había acabado y porque sabía que esa tarde como los días venideros, no tendría responsabilidades ni preocupaciones que le prohíba descansar horas y horas hasta desconocer el tiempo.
Mientras duerme boca abajo en esa siesta placentera, exhalando gruñidos e incoherencias, el reloj indica un poco más de las dos de la tarde. Había transcurrido unas tres horas desde que David decidió descansar; extrañamente a partir de ese momento, el sol seguía en la misma ubicación concéntrica, debido a que la Tierra había dejado de rotar en su mismo eje imaginario. Los rayos solares se intensificaron hasta sobrepasar los cuarenta grados centígrados de emanaciones ultravioleta inclementes, sobre una ciudad que ya soportaba el calor extremo en algunas estaciones del año. No obstante este incremento anómalo en el presente otoño, no provocó que la gente recurriera a productos helados o uso excesivo del agua, en cambio les transmitió un efecto singular que estimulaba en ellos delirios de albedrío lascivo en tanto se resguardaban en las sombras, recostados, creyendo que dicho fenómeno podría deberse a un singular eclipse, cuando el aspecto de sus viviendas empezaron a mostrar una tonalidad plomiza hasta convertirse en imágenes ilusorias que se destemplan en un desierto cualquiera.
Una rara sustancia volátil empezaba a formarse en el núcleo de ese calor infernal; poco después éste fenómeno iniciaba un proceso de desintegración sobre la habitación de David, la cual yacía como una torre solitaria en medio de la azotea. Su excepcional composición que se produjo en el fuego abrasador del sol, comenzó a modificar el concreto y el acero de aquella construcción, hasta convertirlo en una membrana de plástico incoloro que claramente transmitía una sorprendente secuela de radiación hasta la integridad de David. En tanto él se inquietaba en la cama conmovido y aturdido por una angustiante pesadilla, su cuerpo empezó a transpirar grandes porcentajes de líquidos y despojos acuosos que le disminuyeron el tamaño y lo dejaron de un aspecto híbrido, único e improbable de existir, un humanoide de características muy semejantes al tarsio, un primate con aspecto de lémur.
Este proceso se intensificó en un poco más de veinte minutos hasta que todo volvió a su estado natural, salvo David. Él despertó finalizado el crepúsculo; la claridad del día tenía poca duración y por eso anochecía pronto. A esa hora una misteriosa soledad dominaba los corredores y ambientes de esa enorme casa, que lucía más deshabitada de lo acostumbrado, lo cierto es que aún ningún familiar volvía, ni sus padres, ni hermanos, y el fluido eléctrico se cortó; David no lo intentó más y dejó de manipular los objetos que necesitaban de electricidad. Él desconocía lo que aquel increíble fenómeno causó, afectando la estabilidad de todos los servicios no sólo en su hogar, también a los domicilios colindantes; supuso que era un corte intempestivo, lo que le restaba percepción y plena conciencia sobre su nueva apariencia; sin embargo para él, lo del anochecer le tenía sin cuidado, porque seguía contemplando a los objetos tal cual eran, no obstante le era imperativo saber porque se sentía enrarecido, sigiloso y confinado como una lumbrera en el fondo de un pozo. Buscó un espejo de cuerpo entero, sabía que lo encontraría en la habitación de su madre, y unos minutos después así fue; por un momento dudó en ingresar y posarse en frente, lo hizo por intervalos a pesar del temor de saberse anormal, hasta descubrirse de pies a cabeza. Lo que allí vio mientras su aspecto parecía retorcerse intimidado, era un ser inconcebible, menguado, una especie de simio exótico, de un poco más de un metro de altura, con las orejas excepcionalmente alargadas ─como las había visto quizá en el murciélago─, con ojos inmensos y completamente circulares del color amarillo sucio que se avivaban en la oscuridad, con esas pupilas dilatadas semejantes a las de un felino, la boca muy reducida hasta desaparecer con el bello marrón implantado en todo su rostro y las manos tan deformes como podrían serlo, alargadas en los metatarsos y finalmente en los falanges, de una plasticidad notable. Se tocó cada parte de aquel cuerpo, cuyo aspecto le causaba estupor y lo desquiciaba; abrumado y casi demente no podía creer que él era quien estaba delante de ese espejo maldito, era imposible asumir que había sufrido una terrible metamorfosis mientras dormía, como lo hace cualquiera, tal vez por eso su apariencia la creía producto de una horrible pesadilla, pero no era una pesadilla, porque en frente del espejo estaba él, y su universo completo de pensamientos, sensaciones y temores.
Al verse así, con facultades físicas de un animal salvaje, de tamaño relativo al de un niño y muy ligero de contextura, corrió hacia su habitación, logrando esconderse debajo de la cama; desde ese rincón podía verlo todo muy claro, tenía la capacidad para hacerlo. No podía llorar, ni gritar, emitía eso sí un murmullo monosilábico que apenas se entendía como: ─ ¡Dios!, ¡Dios!, y nada más.
Permaneció por un prolongado momento en ese escondrijo, maldiciéndose, tratando de adormecerse, pero cuando volvía a despertar, seguía siendo esa horrenda criatura que se deslizaba como el centinela por la penumbra, sus orbitas brillaban y es cuando decidió salir de casa para poder enfrentarse al mundo en esas condiciones. Es así que abre el armario y coge lo más discreto para no ser percibido y evitar cualquier temor, sus largas manos le ayudan a que cada acción le sea mucho más fácil realizar, él podía ver cada cosa en donde se enfoque con la vista, así lo hacía y al menos eso le era gratificante. Cuando terminó de vestirse, bajó, abrió la puerta del zaguán, miró en todas las direcciones y caminó con criteriosa cautela por la vereda, muy apegado a la pared, siguiendo ese extraño instinto que ahora lo dominaba por completo, quería reptar pero en el conflicto de hombre y de bestia que dividía su ser, recobrada la ecuanimidad y seguía erguido unos pasos más hacia cualquier dirección.
No había ninguna persona en el camino, las calles eran desiertos nocturnos y en el firmamento se concentraba una densa capa de nubosidad negruzca que por lapsos se iluminaba con un halo extraordinario que provenía de algún punto desconocido del espacio. No le prestó más importancia, sin embargo cuando estuvo muy cerca de un callejón que sirve como atajo entre la avenida principal y un parque, vio trasladarse una persona por ese lugar, sus pasos eran cansinos y su vista estaba puesta en el suelo. David sintió que debía quedarse viéndole pasar, lo hizo, y lo que vio lo redujo más hacia el fatídico misterio de ese día. Cuando ese sujeto llegaba hasta el otro lado del callejón se desvanecía en el aire, David se rehusaba a creerlo y quiso comprobar una vez más que era una alucinación por todas las conmociones que había sufrido hasta ese momento, pero la misma escena se repitió por ocho o diez veces más,…doblar la esquina e ingresar en ese callejón y desaparecer…. David se acercó lo más que pudo, encapuchado como estaba, le comenzó a susurrar algo y el sujeto ni se inmutó; él no quiso seguir más allí, su cabeza era un hervidero ya que un sinfín de imágenes atravesaban sus pensamientos y las nuevas manías salvajes que había adquirido lo estaban dominando.
Si reconocer su propia trasformación le significaba una tarea bastante incrédula, entonces reconocer esta serie de eventos fuera de toda lógica lo comprometía en una situación muy desesperante, y a pesar que sus pensamientos no habían cambiado, su concepto hacia la vida seguía intacto, le era imposible asumir que era en definitiva una mutación que deambulaba sin identidad humana, que ya no sólo había presenciado ese extraño evento sobrenatural, sino que evidencio también diversos sucesos de similar incógnita. Mientras continuaba su recorrido por aquellos suburbios, contempló a un adulto dirigiendo la misma reprimenda de palabras soeces y golpes a una niña que lloraba y suplicaba perdón arrojada a sus pies; también a dos niños que permanecían sentados en una esquina enjuagándose los ojos, posiblemente esperando mientras trataban de prender una vela con una caja de fósforos húmeda; lo mismo con un joven de leve retardo mental que estaba de pie en frente de su ventana preparando una correa amarrada al techo para ahorcarse, acción que a David lo perturbaba aún más, porque no cesaba de ocurrir hasta su decisión de alejarse lo suficiente de esas imágenes reales que se habían quedado estancadas en ese espacio, y que él podía ver en la más cruda de su expresión.
Anhelaba en ese momento estar ciego, negarse a la claridad, pero asumió un rol clarividente de escasa lógica ante los hechos. Seguía caminando en círculos, no había tregua, presenciaba accidentes, violaciones, ataques cardiacos, violencia familiar, derrumbes, turbas, jaurías masacrándose, gente humilde que se desprendía de emoción, abrazos interminables, escenas de angustia con fuego y sangre, caos, una lluvia rojiza en el horizonte, y finalmente a ese amigo de la infancia que cayó desde la ventana de su segundo piso hacia las rejas puntiagudas, del cual murió casi de inmediato. Todo eso y muchos eventos más que continuaban congelándose en ese tiempo alterno, se mostraban únicamente para los increíbles ojos de David.

¿Por qué a él? ¿Por qué no podía despertar si era un sueño? ¿Por qué había un abismo que separaba toda su vida en este lugar de la ciudad? ¿Por qué ésta memoria ajena de muchos se desvelaba ante David en la forma más absurda jamás presenciada, como si el tiempo habría perdido el control de sus secuencias y sus axiomas como el principio de causalidad, con los archivos de todas las épocas expuestas a una sucesión visual que suele quedar en lo más profundo de las personas?
Recuerdos permanentes, nociones temporales que se despejan, acciones que no se olvidarán jamás, seres que se repiten, éste ahora que a partir de todo esto estará en pleno cuestionamiento.
David se sentía envuelto en una tribulación de reflexiones, en sobresaltos y esta maldición de ser una bestia que se oculta, y puede ver la desgracia en cada rincón.

Cuando no puede soportar más, resuelve regresar a casa, conmovido y desahuciado; se aproxima, gira la chapa y ahora se encuentra algo más insólito, a él mismo deambulando por toda la residencia, muchos de él en todas las edades, bajando y subiendo, saltando, descansando suspendido en el aire, leyendo, riendo, sufriendo…,decenas de él mismo recreando todas las escenas de su vida en una sucesión aleatoria de rastros fantasmagóricos que también se desvanecen pero que son tan reales porque incluso lo perciben, voltean a verlo y siguen su trayectoria como si nada. David sabe que en la calle perderá la razón y descubrirán que es una criatura aterradora, es por eso que huye despavorido otra vez a su habitación casi trepando las paredes y las barandas en medio de todos esos espectros proyectados quizá desde su memoria. Ingresa al lugar donde se originó aquella metamorfosis, se desploma y cree que así se restaurará la vida anterior, sin embargo nada sucede, por el contrario, él sigue encogiéndose hasta hacerse tan diminuto como el resplandor que apenas destella en la paradoja de esa noche eterna y sin fin, a la vista de nadie, con su lucidez sumergida en el anonimato, con este tiempo entre paréntesis, progresivamente caótico, que se desmorona, se desbarata, que nadie más puede seguir controlando, si es que alguien realmente lo estuvo controlando y desde ahora ha dejado su dominio para el libre albedrío absoluto, después de la última puesta de sol.
  
END

domingo, marzo 09, 2014

TÓPICO DE ILUSINACIÓN


Las imágenes se desploman
por ángulos inapropiados.
Es fehaciente cada evidencia en un círculo de ocio,
refracciona ideales
hasta convertirlos en ordinarias formas de desear
bajo condiciones sugestivas.

Los recuerdos ya no cuentan
mientras siento el ensimismamiento gradual
volviendose hacia mí.
Es externo lo que me provoca un gran interés,
ver y a la vez negar,
asistir y ser condescendiente;
no ocurrirá nada más que ir sorteando
el aspecto enrarecido que desdibujan todavía más
los retoques forzados originados a partir de mis sensaciones.

La realidad me arruina como a cualquiera,
me ilusiona en creaciones inmoderadas de cinismo con ternura…
¡Hay que angustia mi color!
mi sabor de boca ya se ha tragado todas mis protestas,
no quiero seguir mirando,
sin embargo veo para saber mi dedicación a perder el tiempo
con sobresaltos míos en papeles de idearios obtusos.

No es lo que creo,
maldición y maldiciones de anteojos al mediodía,
cuentos el perforarse por miradas y pretender al alma gemela
sus encantos provocativos en un recuento testarudo,
llevaderas por un viento corruptor de alucinaciones,
que jamás intentó refrescarme
mientras lucía el grabado genuino obtenido en la amnesia.

Ausencia, decepción, mentira y dolor,
cronología perfecta sin titubeos de querer a ciegas.
Perder la razón y pulverizar el registro virtuoso
hacer coherente mis sentidos en cada línea forzada del día
y olvidar,
sin lástima, sin remordimientos por errar insistiendo
en la imagen perfecta de un mundo atrapado por mi juicio.

FONTANA (00-04)


[00] Simulacro de trance
ausencia integral H,
plasma de circuitos electrobiológicos
vinculando tensiones agudas de inexistencia
manifestaciones etéreas hasta inducciones ensordecedoras…  [01]
Descargas naturales y ahora desde el fondo hacia arriba
el contorno nutritivo
recombinando el flujo sistemático
en el expreso artificial de la Fontana a la intemperie;
en consecuencia plasmando un cuerpo acuoso en una nueva villa
en pretensión química y maquinación moral;  [02]
reconstruir las funciones complejas del brain
hacer contacto, interpretar los sentidos y crear cada vez más.

Sesión negativa en aislamiento,
campo centrífugo elaborando tejido y [alma]
mutismo, sanguijuelas, insectos, líquidos, estrellas fugaces
y sustancia equis.
[Dispensario acústico armonizando procesos].
Tiempo alterno,
fenómenos del bien y elucubraciones del mal
coagula, humaniza, regenera, vive, sangra
y sufre.
¡S h o c k!
Temperamento.  [03]

Vectores en una cadena de figura inteligente
ultimando antes que despierte la consciencia,
«EL RESPLANDOR ACERO DE LA FONTANA»
una mente maestra incorporándose a la fundación
de un proyecto prístino
 en las primeras emanaciones sanguíneas,
y genuino de toda capacidad sobrenatural

al primer sigma∑ de actividad fuera de la Fontana.  [04]