miércoles, noviembre 30, 2011

Causalidad Universal: CONSCIENCIA I

Soy consciente en lo absoluto, por eso todo pesa y causa dolor, el desgarro se hace intensivo a cada momento, y la alegría en esas sobrevivencias de la voluntad es ilimitada humanamente.
Escapo para creer donde las causas son anónimas, para deenfrenarme de sentimientos alternos que son básicos desde antes, para someterme a los entendimientos desinteresados que la gente ha olvidado por recurrencia de la materia que ilumina y hace desaparecer.


Inspirarse por partes distintas para descubrir esas equivocaciones del vacío, que son completas y uniformes, y en las relaciones que se atropellan en mi consciencia que no escapa a nada del mundo físico. Puedo estar pensando en una naturaleza extensa, lejana, ulterior y desafinada en costumbres de otros horizontes, esperando por ser construida desde sus ruinas que son maleables y conocer al mismo tiempo en la velocidad que me dispersa y la fatiga que intenta seducir, las perfectas comodidades oníricas, los errores específicos en el centro de este universo, en el eje de esta consciencia que no cesará mientras no cambie este razonamiento que acompaña mi delirio de la sabiduría que fluye desde ese manantial inagotable que he encontrado en mi soledad saludable.
Un paso más es el tropiezo con los enigmas causales que antes habían estado recónditos, que se sabían por la deducción, por intensificarme en meditaciones.
La modernidad pudo partir de allí, del profundo y de lo etéreo, del microcosmos, o del desprendimiento, de la simplicidad, de la categoría enésima de los perfeccionistas nutridos del espacio; esa serie de todas las noches y de ese respiro de la frescura en los senderos del umbral cuando sentían colores vivos resaltar la sombra que no es la que veo ahora. Bríos de sabiduría desbordante, colisionando con la mistificación etérea, hoy la sentencia oportuna quieta cuando no he cerrado mis ojos a pesar del ritmo nocivo de proyecciones construidas para derrumbarnos, para hacer de la persona el individuo doméstico que ha completado su historia en un momento final y en un momento fatal.
La causalidad es la consumación terminal de la energía expuesta en historias de varios siglos y la variación sustancial a la cual nos tiene acostumbra todo ser que no conocemos pero de los que hemos creído alguna vez su existencia y hemos confiado también enmiendas intimas para la salvación próxima.

lunes, noviembre 21, 2011

ADIVINACIÓN DEL MAL II


Reconozco la maldad
en las formas de cómo proviene,
y las muestras elocuentes cuando se aproximan
asfixiando mi espacio, disminuyéndome de libertad.
Me alejo, tomo distancia
procuro desaparecer sumiso
sin la finalidad conservadora de esconderme;
haciéndome discreto y apático.
Prefiero ser indiferente para no comprender
lo que puede parecerme una insinuación premeditada
consecuente a las relaciones de expresión
que se denominan por el compromiso de admitir,
ironías, mentiras, sarcasmos y prejuicios
en una dimensión influyente que circula alrededor.

Mi camino sigue adelante,
mis pasos no se detienen nunca
mis pensamientos tampoco;
quizá haya sentido que me afecta ignorar
porque requiero mirar por encima de cualquier multitudinario inconveniente,
a quien deseo centralizar en mis fijaciones,
y descubrir donde la conciencia se atenúa
las acciones indebidas que se están fortaleciendo en el anonimato
de los dominios de la oscuridad,
que contradicen  las reflexiones prodigiosas
escritas en el centro de cualquier superficie,
cuando aquellos exaltados de sed
necesitan aspirar al fuego vertiginoso de la autonomía
y el control fuera de sus límites.

Aún con las puertas cerradas de común acuerdo
me parece descansar incondicional,
percibiendo en el laberinto reconstruido
las ideas y propósitos
que la maldad ofrece en el estado sugestivo
por ceder a la extenuación
de la calidad protagonista;
y fascinarse por elucubraciones
que nos hacen poseídos de una sola consigna:
la adivinación del mal.