jueves, marzo 08, 2018

PROLONGAR EL INSTANTE

Describir cada estación por el efecto de ahondar en el sentido. 

Me convierto en esto o en aquello apreciando los momentos de las personas, sus acciones ingenuas para contestarle a la vida, siempre con una mirada ceñida en la brevedad de su alrededor, nada de perderse en algo más, nada de rodearse por otras inquietudes. El mundo es instante, es efímero y cada vez más mezquino, la especialidad es una condena, ver-conocer-saber es una síntesis contraproducente. Arrinconarse para argumentar en voz alta, pelear por centavos, deambular en círculos por causa de algún vicio, quejarse por el dolor, envilecerse hacia la vanidad, odiar las formas orgullosas por vivir de algún pasatiempo, odiar y enfurecerse por servir y ser atendido en simultáneo con una dedicación hipócrita desesperante, mientras un temporal se posiciona del aire y convierte en tensa una jornada cualquiera. 
Otros fenómenos avanzan contra todo ser viviente, lo desprenden a la fuerza del ridículo, de su acuerdo mediocre con las obligaciones ordinarias, para unos segundos más de vida. 
Ceguedad expuesta. 
Invocación al drama. 
Situaciones límite. 
Implorar, sucedió. 
Suplicar, fingiendo al menos. 
Exigir explicaciones. 
Reclamar rencor. 
Contestar algarabía. 
Dirigirse con absoluta libertad. 
El problema solo representa un punto del ángulo. 

Todos los que se detienen y los que siguen son simples marionetas.


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