Cuento los minutos y nada coincide,
renuncio a percibir secuencias monótonas de bajo espectro
y, sin embargo, alguien o algo captura mi curiosidad,
pierdo ese momento único y etéreo,
lo estoy lamentando, me mortifica,
me tiendo al piso junto a mi sombra
vuelvo a asumir el caos sobre mí
— le temo a roles paranoicos cuando se apoderan y subyugan —
me imagino como un ser dotado de un anonimato sombrío
caminando cabizbajo en el horizonte del mundo
con el sol abrasador demoliendo los escombros de mi moral
y una mugrienta bandera desteñida por años de insolación
un estudio inútil junto a libros en barricada
de aquellos elaborados con las manos de porquería
y el cuerpo pegajoso
que no me atrevo a tirar al basurero.
Se confinan mis decisiones a un lastre de agonía
siento que el reflejo de cada objeto me secciona el semblante…
Por qué no giré a la izquierda
y contar un número menos
respirar un instante para contener la idea
y esperar el encendido de esa chispa perspicaz
que interpreta, enlaza y da sentido
a un hecho en valor, un nombre extraño,
una situación inverosímil,
en un solo impacto monoaural
o tal vez, en una expresión indefinida
algo breve pero convincente.
¿Qué será lo más intrigante?
¿Ver o ser visto?
Intentaré usar un moño rojo
y hacer notorio mi defecto patológico
tal cual mi naturaleza
como manual ordinario que las causas populares
debieran imitar.
No moveré nada
fingiré estar perplejo.
desde ahora soy el más noble e ingenuo,
mi voz se apelmaza
me quebranto de emociones,
soñaré ser el delirio de las mayorías
inyectándome un líquido directo a mi materia gris.
Me sacuden intenciones lúgubres,
fantasías de crueldad
deseos reales arrancados con vísceras y protuberancias
para desencajarme al fin
remover mi sosiego
y obstaculizar el menor intento pretencioso.
Yo no existo más
tengo la misma edad
vivo en el cotidiano de una rutina que me hace ilusionar conciencia,
sueños y paradojas realistas se fusionan
ya no sé qué es tener frío
sin necesidad de expresar palabras para sentir,
un mundo al otro lado de un muro alto,
numerado y estadísticamente viable
en el imaginario de un extenso papel diáfano
unos cuantos años más
una luna más próxima
una autopista debajo de políticas de escombro
de magma y amnesia selectiva.