martes, marzo 26, 2019

EL JUEGO DE LA PERCEPCIÓN


No tengo en mente las veces que me hice invisible, 
pero si recuerdo la brújula estridente 
la desesperación por descansar 
ceder moribundo a la intemperie 
acostarme en posición fetal 
y recrear una vida nueva, 
olvidándome de todos, 
subsistir del subconsciente 
en un espacio unidimensional 
y tocar la nada, 
no sentir más que el vacío exterior 
el deseo de anularme 
en un forma espiral sin umbrales 
jugando a saber lo absoluto en condición incógnita, 
percibiendo agudo 
el proceso gélido en la expresión de colisiones y actos vivos, 
el irracional exterminio estético 
para la degradación acromática, 
sin nocivos pretextos 
sin cálculos pretenciosos. 

No deseo raíces 
mutilar el ser 
perfeccionar las sombras, 
deseo omisión 
desconocer por estaciones, 
anular sonidos con la oscuridad 
partirme las manos inquietas con la impotencia de dormir, 
percibir en posición infinita 
la elaboración del raciocinio. 

No deseo vocaciones minuciosas, 
solo una puesta esencial de mi presencia, 
afligido, aletargado, dócil 
y de pronto, espontáneo, 
una fórmula visual para los prejuicios, 
mientras se abre una brecha 
y las miradas adormecen el tiempo, 
mentalizo las vicisitudes, 
imagino caricaturas existenciales, 
me vuelco en retrospectiva para explicar 
al absurdo, al estúpido, al indomable, 
su debilidad alrededor 
su razonamiento indulgente 
sus defectos como una pirámide 
su devoción a la hipocresía moderna, 
un total de roles generacionales 
asumiendo ser una misma especie en gracia de igualdad 
en igualdad para el derecho narcisista 
siendo un ejemplo impaciente, ansioso 
de intenciones perversas 
de fraternidad popular que dictamina, 
sin sangre en el rostro 
cuando el momento obliga a admitir 
error, exceso, culpa, delito 
cuando la situación amerita arrepentimiento 
bajar la cabeza, sombrío, 
retroceder, 
aceptar, 
y callar; 
un paréntesis para salir del camino 
y retomar la noche anterior 
el horario noctámbulo, 
la tertulia, los libros, los dispositivos 
los instantes felices 
aguardando paciente a que el juego acabe pronto 
y las causas nobles 
vuelvan a ser desigualdad real en cinco sentidos.

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