martes, marzo 02, 2010

RECURSO DEL OBJETO


Tendría que valorar menos los objetos, darle un fin a cualquiera y ponerlo en el tacho de la basura, sin embargo a las 5:00 de la tarde o en las horas solitarias callejeras empiezo a recordarlas.
Se hacían tan imprescindibles a pesar de los desperfectos que tenían, a pesar incluso de su inutilidad para mis efectos que en el transcurso de la soledad eran más que una presunción, eran como un sostenimiento civilizado y manipulante.
Estaba escondido como detrás de uno o uno era la extensión necesaria para proyectarme en la realidad. La imaginación a veces era obstruida por el mecanismo imperfecto de las corrientes naturales [lo permanente siempre va evolucionando con el ritmo] por lo tanto apoyarme en la creación científica siempre resultaba una buena forma de relacionarme del modo mas austero e intimo, aunque no habría interlocutor, porque realmente nunca lo hubo. Contestar a la imaginación con un aparato inservible resultaba la paradoja más ideal que podía realizar.
El rechazo que siento hacia las personas me hace estimar la tecnología relegada, escoger entre las características para identificar la forma moderna en que puedan servir, nada por mi mente pasa obsoleto y todo en vanguardia lo aprecio, aunque sea poco lo que tenga y sea nimio lo que ilusione. Suspiro menos cuando mis relaciones sociales tienen esa expectativa de las reuniones o las citas, de los eventos o las distracciones en grupo, nada me importa, nada me emociona más que contemplar el movimiento cronometrado de un componente de piezas, la inspiración a la que me enaltecen renueva mis códigos de vida. Cada punto relacionado en el tiempo tiene ese significado concatenado en figuras o palabras únicas distribuidas a través de mis ideas y mis reflexiones, me oriento por lo que pienso y quiero lo que parece salido de un pensamiento, todo funcionamiento aleatorio y de extrapolación energética ocupa mis recreos y las instancias melancólicas que me sustraen en la percepción.
Los objetos de mi destino dentro de una mochila inacabable, en la utopía desértica, a varios kilómetros de una solución, devolviéndome al mismo sufrimiento, acabando con él, valorando lo inalámbrico, aguardando la esperanza, siguen en la dirección necesaria, repitiendo el paso, modificando el tiempo y las situaciones, conservando la intimidad de las desgracias y la felicidad eclipsada, esa brevedad moderada ignorando escalofríos, recordamos aplicaciones, sonriendo hacia delante con la premura engreída de quien recrea resultados sintéticos, promueve el paralelo y conserva cada objeto en el espacio cerrado, sobre la noche crítica y la aspiración enésima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y la abstracción, la idea, precede al objeto creado.

Quizás por eso es tan difícil deshacerse del objeto, de lo material. Son resultados perceptibles que nos convencen mediante esa lógica.

Nos vemos!