Hacernos amigos de la oscuridad,
soltar y dejar ser
Vaciado, Silencio, Siendo vaciado, Dolor, Hundiéndose, Nada, Pecado, Salvación, Cristo - La cruz
“La Ilustración nos ha convertido a todos los que vivimos en la
civilización occidental, en ciudadanos de la luz. Y de las luces. Buscadores de
la satisfacción del cerebro izquierdo, que está orientado hacia la luz. La
invención de la bombilla de luz, de la electricidad, de las luces de neón y de
los parcos interruptores de la luz fue un maravilloso producto de los adelantos
tecnológicos de la Ilustración. Y con la bombilla de luz llegó también la
radio, de modo que ya no sólo eran nuestros ojos los que eran atraídos hacia el
exterior, sino también nuestros oídos. Con la televisión experimentamos un
nuevo tipo de máquina de luz; una que combina ojos y oíos, luz y radio, para
atraernos fuera de nosotros mismos. Luego vino la televisión a color, cuya luz
es una luz muy, muy brillante de variedades de arco iris, aún más atrayente y
exigente. La religión ha llegado estar también muy orientada hacia la luz en
occidente. La religión del Positivismo es casi luz pura. Y todos los himnos
sentimentales que ignoran la oscuridad o la reducen antropomórficamente al
pecado humano y, por lo tanto, a la salvación, contribuyen a una iluminación
excesiva de nuestro mundo.
¿Qué precio hemos pagado como nación por toda esa luz? Nos hemos vuelto
temerosos de la oscuridad. Temerosos de la falta de luz. Y por ende, del
silencio. De la falta de imágenes. Queremos más: más imágenes, más luz, más
beneficios, más mercancías. Y si Eckhart estaba en lo cierto respecto al poder
de la resta versus el poder de la suma, durante el proceso, nuestras almas se
marchitan. Porque el crecimiento de la persona humana tiene lugar en la
oscuridad. Bajo tierra. En pasadizos subterráneos. Ahí donde “ninguna imagen ha
llegado jamás hasta los cimientos del alma”, sólo actúa Dios.
Una espiritualidad orientada la luz es superficial: como una
superficie, carente de las raíces profundas y oscuras que nutran, sorprendan y
arraiguen al gran árbol.
Los maravillosos misterios en funcionamiento que
son nuestros cuerpos están llenos de oscuridad. Nuestro corazón funciona muy
bien –en la oscuridad. Nuestros hígados, nuestros intestinos, nuestro cerebro:
todas las partes hermosas, armoniosas y operativas de nuestros cuerpos benditos
realizan sus asuntos cotidianos –durante la noche y durante el día-
completamente a oscuras. ¿No es maravilloso? ¿No os llena este pensamiento? (un
oscuro misterio sobre el que vale la pena meditar: la belleza del interior de
nuestros cuerpos) de asombro, de gratitud y de alabanza por la cosas increíbles
que pueden suceder en la oscuridad? ”
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