Es cierto que todo parece
comprometido en una atmósfera, y es inevitable creer que las cosas se acabarán
después de encontrar las satisfacciones que al final no nos hacen tanto bien.
Es preferible reír y seguir
adelante, a quedarse como cualquier otro que adolece de cuestiones simples, que
el dinero le puede solucionar.
Puedo
percibir las emociones como el movimiento del agua, bajando y subiendo,
alterando sin quitar o aumentar su contenido diáfano.
Me
convierto en un ilusionista enmarañado de documentos florales y espejismos de
vida emergiendo.
Nada
mejor que dejar a los pensamientos filtrarse en la ventura de espléndidos
paisajes.
Hay
retribuciones discretas que son como algunos lo dicen, un síntoma deslumbrante
bajo el sol.
Mi
forma de romper esquemas es presumir también de libertad a donde quiera,
enunciar con reflexiones la amplitud de conocimientos al aire libre. Quizá aún
no pueda deshacerme de las emociones o el regocijo de estar nutrido de
naturaleza, sin embargo, es por eso que las palabras simplemente tienden a
anularse en la generosidad de los circuitos nativos.
Descripción:
Las
hojas de un árbol, que aprecio mucho por su verde tropical, me protegen de una
probable tormenta, pero al mismo tiempo me posicionan elucubrando una
estratagema que trataré de retratar para abrir testimonios esquivos cuando
tenemos que irnos.
La
compañía:
Pensaba
en la noche anterior, o en la madrugada que me dejo sin aliento.
Escribirlo
con palabras reales, sería comprometerme con fuego si alguien las leyese. Trato
de recordar todo y hasta este punto, donde estoy ahora, 3:46 de cualquier día,
mis sentimientos no han cambiado.
Y
qué ejemplo nos satisface más que ninguno, las ventajas de ser invisible; esas
ventajas que nadie incluso puede darse cuenta. Si tuviera razón, no me hubiera
ofrecido la cultura como el fruto que se debe recoger.
Si
la intimidad me golpea como casi siempre lo ha hecho, cómo escapar de eso, si
los vínculos siguen entrelazándose.
Mi
corazón sigue pendiente,
las
palabras que se cruzan,
los
peces que salieron al aire para morir,
las
ventajas de ser invisible
y no
tener de alguien el recuerdo;
que
nadie lo tenga
que
te olviden y te ignoren,
muy
pronto y desmedido,
gritando
en la calle
¡Pero
sí lo recuerdas!
Es la situación que te
sosiega cuando deseas libertad entre la hierba. Cuando te abandonaste para
vivir en el quehacer cotidiano, y dejaste que la gente te mire muy breve hasta
disimular que eras un mecanismo inorgánico que se convertía en humo.
La
piedra choca con el aire,
y el agua en reposo me vuelve a mostrar el paraíso.
y el agua en reposo me vuelve a mostrar el paraíso.