Cuando termines caminando hacia la obscuridad* e ingreses
en ese tumulto que acogerá tus sufrimientos [ocultos], podrás delirar sólo sin considerar
las expresiones que se evidencien. Alrededor no habrá nada que pueda señalarte,
más encontrarás una comodidad lúgubre ahondada en el descalabro siniestro que
te hará rendir, orar por culto, recrudecer y quizá fundamentar las razones que está
condición [de mortifixión] ha querido demostrarte en la derrota eminente.
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