Y la poesía es un arte efímero,
puramente provisional.
Los genios son otros.
M.U.
Esta facultad de poder percibir la mendicidad de las palabras
las que se someten a que las haga versales
cuando no hay medida, sin medida,
y el mundo intenta sujetarme de un lado,
¡Paranoia!
No quiero pensar en eso
lo siento por llamar a quien no debería
¡Circunferencia!
La patria tiene amor, amor por la ciencia.
Alguna vez le dije a M* unas cuantas obras de mi copiosa mentira,
el antinatural proceso de la torpeza
las manías por ser maniático,
los errores,
los defectos,
las metidas de pata
las riñas sin ser propias
y comprometido en problemas con tal de remediar el sinsabor de
la armonía.
El arte de vivir en congoja, espera a voltear en la dirección de
la sombra,
vuelve la química, la necedad de opinar sin saber lenguaje,
qué, cómo, a quién, de quién, por qué…
Esas son d e l e t r e a c
i o n e s
pisos falsos de humedad por tímidos ojos
los que han desenvuelto los contornos perfectos que me resigno a
saber por alguien.
Tu ciencia no podrá ser la combinación que surta la fantasía de
esos polos corrientes…,
las causas infectados de sabiduría podrida.
La proliferación de una sola vitamina hace girar los engranajes de
la consciencia
la cual pasa deambulando por las extremas fases de una realidad
venida a menos.
Mis intenciones de revolución, son también de homicidio, suicidio,
locura y máxime vitalidad;
quiero saber por qué el sendero esconde a Carpentier, Poe,
Pessoa, Borges, Kafka
debajo de cualquier
incógnita en el Siglo de las Luces
y en el desmedro de esta mediocre actualidad
y temporales de sobresalto.
Claro, desde luego es percusión
y vibración fue lo de ayer,
gritos a distancia junto a un muro que se extendía por todo el perímetro
de la Tierra;
grito y encuentro signos vitales en la oscuridad
pero soy yo mismo aun despotricando.
Finalmente todos estamos en el mismo hoyo.
El centro es el pasado
la superficie es el presente,
el sol ya no tiene motivos para ocultarme,
es por eso que me asombra el contraste de todos los astros en
una simplificación boreal,
se desgarran nubes de todas las formas y climas estériles que
adormecen la voluntad;
nada es como antes [lo digo risueño y castaño]
no quiero volver a pensar
la cabeza se expande en ultravioleta
química neurótica, introspección y la maldita poesía en función
acústica
encaminan la enfermiza persecución, la paranoia…
Ahora camino sigiloso y no temo a nada por no hacer nada,
no deseo calma porque naturalmente soy radical, infeliz,
inmaduro para la patética madurez;
la angustia ya es mi sentimiento más fructífero,
no quiero más leña del árbol caído
porque yo soy ahora el árbol caído.
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