lunes, octubre 07, 2019

EJERCICIOS DE PRIMAVERA


Antes de dormir un libro antiguo de simbología.

En pleno R.E.M. la casa de sillar ahonda mis sentimientos de melancolía. No puedo más que acomodarme junto a la hierba, como una piedra más y ver hombres haciéndose sombras intimidantes. Mientras las puertas se cierran y nos aislamos del miedo profundo, el tiempo nos congela con el firmamento cercano, podemos tocar el infinito, lo suponemos, pero es imposible, la distancia corta es un espejismo para engañarnos siempre, las promesas incumplidas, los intentos de la voluntad por querer dominar el obrar a cada instante, nada en definitiva, todo perverso, todo cruel, sonrisas y llantos a la vez, un mundo de pasos cortos, de corazón dañado, de dolor en cada puerta, de desilusión en cada esquina, un mundo permanente en el centro de cada recuerdo...

Luego el agua, el ingente de líquido al nadar de noche, viéndonos bracear en el charco negro para hundirnos, perder conciencia y ser libre indigente de las intenciones extrañas...Yo pregunto cómo lo hacemos, vivir de noche, morir de día, el dilema perfecto de mi existencia, dando vueltas el circulo es más concienzudo, no puedo existir más, dejo de mentir y ahora tampoco es una caja de resonancia para ir fingiendo por la vida. Se callar, se masticar toda forma y toda cuestión estúpida.

Jamás el hecho, siempre los motivos.

Clima de otoño en esta distorsión de siempre. Nada termina de asentarse; un día bajé de felicidad y otro día subí de rencor.

No quiero creer que la he visto por última vez. Mientras esta estación sea febril, buscaré soluciones, intensiones secretas para someterme otra vez a la imaginación en estado puro...

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