jueves, enero 23, 2020

LA RENDICIÓN DEL COLOR



Camino a la largo de un puente,
alcanzo a ver un arreglo floral 
sobresaliendo 
cual horizonte de puesta de sol,
como si alguien me estuviera esperando 
como si nadie más estuviera
 después de tanto esperarme.

En el trayecto
intento cruzar tan volátil como imperceptible,
asoman dificultades,
las hay como condiciones,
es tal vez el romanticismo
o mi alto grado de ansiedad
con un color disuasivo
procurando ser ocurrencias metafóricas
hasta producir instantes felices.
Un ensayo más,
deseos posibles a corto plazo,
emociones aleatorias,
contemplaciones absurdas,
imágenes a perpetuidad sobre mí
bajo una lluvia de recuerdos
maravillándome como si se tratara de música,
señalándome para dudar ¿qué fue?
de los años transcurridos,
inquietándome para sentir
el calor fingido. 

Me hago preguntas
y más inquietudes,
respondiendo otra vez a nada,
con los ojos flotando tras un muro invisible
y mi sombra dispersa en la distancia,
donde vuelve a aparecer
un colorido arreglo de flores.

Me inmovilizo,
estoy a muy poco
y sin embargo, pierdo mis facultades.
Una ráfaga de polvo pasa por mi rostro
me empaña la visibilidad,
me hago torpe y deambulo en medio de ninguna parte,
algo me advierte un déjà vu.

Hablo del tiempo pasado
murmurando lo que pudo haber sido.
Estoy partido en color y hechos de piedra.

Los momentos inciertos, atentan,
me colman la cabeza de historias sin concluir,
seres que no están más
acciones insuficientes,
  intenciones inútiles,
frivolidad en un cuarto de espejos.
De pronto formas vacías
arena entre mis manos
abstracto intocable,
de pronto utopía,
de pronto rendición en blanco y negro.

No hay comentarios.: