jueves, mayo 19, 2011

EL CLIMA DEL DESENCANTO


No todos los días significan lo mismo,
encanto y un prometedor clima del desencanto
en la dirección opuesta del sol o boca abajo,
sufriendo con calidez de normalidad al tomar distancia
y existir desde la invariable perspectiva
con la frescura de esos momentos
desvanecientes en un trópico extraordinario
cuando más tarde en la fracción de nuestra cabalidad
las emociones serán estragos sustitutos de otros
que también en el instante fueron
junto a las cosas que permanecen inmóviles y de la voluntad que todavía descansa
como la primera vez,
la promesa eterna para ser ímpetu y ser desahogo.
 No seguiré observando lo que puede suceder
frente a los hechos naturales
por quienes la conciencia no ha dominado todavía,
no creeré nuevamente en lo que ocurre, lo que el ahora exhibe
porque simplemente los ojos abiertos signifiquen aceptarnos frente al espejo
con las variedades mezquinas que son el acostumbrado hecho común
que ha demostrado ser un contexto de libertad comprensible y de una ley razonable.

Como yo lo siento,
la diferencia no está en ninguna parte
lo evidente está limitado por el compromiso de esa resignación
que se demuestra en el desvanecimiento cuando avanza el día y termina en los recuerdos que se volverán a sentir como si estuviéramos fuera de toda plena emoción.
La diferencia está a través de las cosas que son los rótulos del amplio contexto
de la complejidad ante el hecho,
y la oposición ante el orden.

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