EL PROPÓSITO EXTERIOR
QUE TODO LO CONDUCE,
Y LA ABDICACIÓN INTERIOR
SIEMPRE
DESVIADA.
La pequeña embarcación
pasó
nuevamente delante de mí [K***],
mostrándome
la inercia que surge de pronto
-como
en anteriores ocasiones de miseria-
después
de sufrir adormecido por la imaginación infinita,
empero
esta apatía dominante me mantiene insondable
en
la margen de ensueños por toda la extensión enrarecida de la orilla.
No
puedo salir adelante,
sólo
retroceder en la condensación de tiempos remotos
hasta
encontrar espectros donde las voces ya cesaron,
y
la ruina posterior al encanto
ha
dejado crudos temporales
que
poco a poco fueron anulando
cualquier
aliento posible.
Es
necesario no dejar más palabras ensombrecidas,
quiero
gritar desde el complejo de está inmovilidad
argumentos
abruptos que logren atraer las miradas,
o
exaltarme con el trasparente sinceramiento de virtudes emotivas
que
allanen las ambigüedades,
aparten
las vacilaciones que me entumecen,
sorteen
los demonios de la herencia
y
así queden explícitos mis secretos en un solo estallido
que
al fin puedan impulsarme más allá,
por
las regiones que imagino con cautela
donde
alguien lo sé, me aguarda sin saberlo
me
sigue insinuando su libertad en el reflejo del sol
a
manos abundantes
y
reinventando un universo.
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