Escenario ena
Era en un tiempo clasificado donde la duración de la tierra en un día pertenecía a las anécdotas miserables de trayectos acostumbrados iniciados desde el origen ausente. No había sentido formal, solo la concatenación de las costumbres atribuidas en las historias que ya se habían hecho maduras por el correr de las generaciones de la misma corriente. No solo se adecuaba al estilo común, era algo más domestico o algo más alcanzable sin las dudas propuestas por otras inquietudes exóticas; en ese entonces misterios de distancia cuando la pluma ascendía y el mineral hacia vertientes singulares como el elemento equis diagramado bajo las tutelas de desenvueltas formas de las perspectiva.
La
vida era otra porque ni el mismo ahora es igual, era otra en el ángulo de la
conformación y de la interrelación de los procesos y de lo inorgánico. Esa
constancia siempre evidenciaba claridad a pesar de las impertinencias del
infortunio, como desorden el constructivismo permitía otra consecuencia,
alternativa en fin con razones de estadística. Era cuestión de esperar por así
decirlo, las palabras blandas y tan elegantes siempre sofisticando y haciendo
comedia de la cruda realidad, nada era mejor que hacerlo sin ni siquiera
advertir alguna probabilidad de diferencia con el habla que posteriormente llegase
al formalismo.
De
esta manera el patio se había vuelto el escenario de las turbulencias, el
escalofrió, las conmociones, los experimentos inadvertidos. Los que miraban
eran los que podían verlo sin sentir angustia y molestia alguna, los que abajo
se entorpecían explorando hacia la atracción el secreto de algunos misterios de
noches ambiguas y menciones de advertencia se encargaban de salvaguardar la
independencia precaria en la aldea que los obligaba a una conformación social
con medios inconclusos y patrones defectuosos, casi desmemoriados, consintiendo
silvestremente en las buenas intenciones dotadas por voluntades
alimentadas en diferentes estados de registros anteriores. Como si todo
fuera flujo en niveles desacertados, había fuerzas en simultáneo que se
propagaban en interacciones invisibles cuando la normalidad perpetuaba una
secuencia nostálgica y cuando las turbulencias alejaban cualquier presencia de
sus demostraciones físicas. En las ideas como era típico la metafísica en
convivencia era una cuestión que gustaba por ser de categoría de redundancias absolutas solo de tendencia abstracta hacia la adquisición, como las comuniones
oníricas y el estado insomne del conocimiento.
Fin de escenario uno.
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