1950:
Días después de la gran
revolución, el sol aparece triunfante, con un halo muy intenso por el eterno
cielo azul; atravesando a su paso, a los guardianes volcánicos de la Ciudad
Blanca hasta esclarecer desde muy temprano los tiempos añejos de la campiña y
sus composiciones de Yaraví; donde el accidentado arroyo se hace negro y los
mitos sobresalen alrededor del festejo en las picanterías, entre el cantar del
eucalipto y la andenería del valle del Chili, por los corredores naturales de
Sachaca, Yanahuara y Cayma, descubriendo poco a poco crónicas de héroes,
artistas y lonccos chacareros; que andan por trochas en caravanas de sombreros,
brindando con chicha, murmurando orgullo hasta llegar a casa. Sombras de ccalas
arando la tierra desde la madrugada, fortaleciendo el verde con el caudal vigoroso
del río bendito, que sigue dando vitalidad a la campiña, como lo han hecho las
lluvias torrenciales con la tierra y su arquitectura de sillar, como también
los ventarrones que forjan el carácter familiar, a pesar de fenómenos que nos
hacen más fuertes, de temporales que vuelven a recrudecer y del desafió que significa
mantener desde entonces, hasta este 2014, año del 474 Aniversario de Fundación
Española, el equilibrio de una incomparable cultura y el progreso a través de
una valiente historia. Porque siendo herederos de semejante patrimonio de vida
y tradición, todas las generaciones de arequipeños, gente de ayer y gente de
hoy entrelazándose en tiempos remotos y rebeldía, han trascendido en sueños de
grandeza, como incansables vigilantes y respetuosos guardianes de una hermosa
campiña colmada de sol, que contrasta costumbres, influencia migratoria y propósitos
económicos innovadores, para que nuestra cultura no se ensombrezca por el
perjuicio desproporcional contaminador y el avance irreversible de las
vanguardias.
La esencia en nuestra ciudad es
la tradición y el color de nuestra alegría es la campiña.
En Arequipa, desde su fundación
hasta ahora, no importa cuál sea el objetivo que nos lleve a ser los mejores, nuestras
raíces siempre deben mantenerse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario