domingo, enero 03, 2021

HABITACIÓN SIN SALIDA

Entiendo todo lo que no tratas de decir y ese comportamiento impulsivo sin meditar en la paciencia que existe entre una actividad y otra, sin darte cuenta de las expresiones crueles y las demostraciones sutiles, cuando las veinticuatro horas se consuman con las justas y parecemos dos roedores en un laberinto sin salida, confrontando cada movimiento, buscando qué hacer sin aparentar ansiedad, con las manos que se esconden por no entorpecer, con los ojos aprisionados para no darse cuenta de las cosas que faltan, de los sentimientos efímeros, de los días felices que se empolvan en las fotografías entusiastas de los primeros años, de lo que sentimos y ya no, de lo que tenemos en común en esta habitación decorada con tanto esfuerzo y amor y que tiene un gran valor sentimental ahora que es temerario salir de casa, mantener una distancia vital con el mundo que nos rodea; con esto de encontrar a través de las paredes, recuerdos, imágenes intermitentes de una tarde cualquiera frente al océano, por el fresco primaveral de la campiña o en ese primer viaje de diálogos eternos, sombras dilatadas de dos seres incansables, andando por senderos que sin duda forman parte de nuestra historia juntos, solidarizándonos como siempre con esta condena solitaria que aguardamos en extramuros e intramuros y que algunos conocemos muy bien. 

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