Un extraño ser brota de las entrañas de la tierra,
no tiene rostro,
nadie es testigo,
sigue siendo una leyenda…
Pasan las generaciones,
las aguas quietas duplican todo lo visible a cielo abierto
y también todo lo inimaginable.
Cuando el cosmos luce despejado en su amplitud de dimensión
criaturas desconocidas se hacen visibles
y expresan su particular tributo ante un infinito que siempre estuvo así
tintineante, fugaz y matemáticamente distribuido
en la forma perfecta que solo algunos pueden percibir
con tantos enigmas ocultos e historias por dilucidar.
El mundo de páramos en el que vivimos, no lo es todo,
finalmente, la incandescencia ficticia del hombre
revelará la fórmula en las distancias
y los secretos que no alcanzamos con exactitud,
se tendrá evidencia frente a lo que es,
un espectro con vida para imaginar desde aquí
y tal vez, ¿volver?
meditar ideales espontáneos devenidos por el subconsciente
construir una escalera ilimitada
para conectar insólitos mundos
jerarquías disímiles, rostros genuinos,
culturas que siguen divagando a través del tiempo
ofreciendo noches, esperando amaneceres, soñando un encuentro
idealizando hospitalidad, expresiones, lenguajes, mitos resueltos
risas en el desconcierto de una nueva gravedad
o en algarabía sobre la arena de los páramos que nos rodean.
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