miércoles, diciembre 30, 2020

METRONOM


El ritmo puede parecer inalterable,
uno es ninguno
y muchos pronto desaparecerán
a espacios dedicados al vicio anticuado;
el lugar se adormece con la desocupación,
gestos vulgares reemplazan a entusiastas siempre dispuestos a la cortesía,
los diálogos agonizan 
un tonto tropieza,
alguien se apresura a levantarlo con una mano 
y con la otra, le hurta un objeto sin la menor sospecha.
Es lo que somos con una venda como método de negación,
Dios se apaga,
y se gestionan intermediarios
que se hacen pasar por misioneros del juego.

La tranquilidad se hace tensa,
mientras arriba todo aparenta esfuerzo y hasta conmueve,
abajo, en el sistema real del más fuerte
oculta es la saturación que provoca asco,
hechos cuestionables normalizados
evidencia de doble personalidad
y precio por roles en el archivo secreto,
deseos inclasificables directos al vacío de la ley,
a costa de honorarios vitalicios 
y roedores sofisticados.

La innovación aplasta
y en medio de las confusiones rítmicas y los atropellos lingüísticos,
el artificio de la adoración 
evidencia desperfectos ante los inútiles asombrados.

Hablar bien es como insinuarse,
el producto es un entendimiento sin palabras:
Millones, maquinaria, patrocinadores…, 
polemizar nunca deja de ser rentable,
llevarte al extremo de la inquietud
encumbrarte al populismo,
comprometiendote a asentir,
inducirte a la rebeldía,
persuadir tu decepción,
dinamitar cuando no existen argumentos,
adormecerse con melodramas,
confinarte a conciliar censura,
alimentando gratis al monstruo,
y acabar, sustituible una vez más,
proletario sin darte cuenta
de las artimañas 
y el jaque-mate
al peón acorralado
por los mismos misioneros del juego.

No podrás reírte 
si antes,
las gotas de sudor no derritan tu cara;
la felicidad no llega servida en porcelana
antes abra que estremecerse
sabiendo que el ritmo jamás se altera
que uno es ninguno
y muchos, pronto, muy pronto,
desaparecerán.
Mañana en primera plana:
¡El país de sombras está en la anarquía!
Ciudadano convertido en zombi 
la historia se distorsiona con el paso de la ignorancia,
los rezagos de caudillos reformadores 
aún alucinan sumisión en masa,
la pólvora todavía es su gran invento,
su carreta ahora está digitalizada,
tienen una liebre enjuta dentro del sombrero empolvado
lista para horrorizarte 
y también,
para provocar tu indignación.

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