domingo, enero 26, 2025

Enmarrocado en DELIRiOS


Padezco pronto
la necesidad a deambular
como si recayera en la misma condición malsana
una vez la noche estimula en mí aspiraciones inmorales
sacudir mi alma hasta el deicidio desafiante, de súbito,
cuando la jornada me ha restado una vida menos
y la realidad vuelve a ser recalcitrante,
tanto y demasiado como un control de mente y cuerpo.

Andar cabizbajo con el rostro hundido en la mugre
aturdido por síntomas extremistas
de hombres que anhelan anarquía tras su benevolencia,
miran desorbitados desde sus vanidades
en tanto anidan en su interior
una chispa encendida en levedad
a pesar de navegar en aguas mansas
y sentimientos nobles.
Urge desahogarse vehemente
cambiar la narrativa convencional
bajo presión y a punto de efervescencia,
ganar a como dé lugar,
derrotar al maldito algoritmo omnipresente
desatar violencia emotiva tal cual episodio de ficción
desgarrándonos de ese silencio cómodo
que confina nuestra voluntad
a un itinerario programado a distancia,
éste, atareado en mitigar 
cualquier cuestionamiento filosófico que podamos pretender,
como negociar en los rincones olvidados
con sentimientos evanescentes y miradas inquisitivas
divagando en la oscuridad de una habitación a solas
y los minutos tensos frente al péndulo profuso
que yace en la ventana
cuando la luna flota cual burbuja química
el calor devora hasta la desesperación
y el tic tac no cesa de advertir junto a la puerta
cuando es imposible decidir, si quedarse o salir,
tomar esa píldora de la felicidad momentánea
o embriagarse por representaciones imaginarias
construidas y desmontadas en un tránsito simultáneo
de delirios encadenados,
piedras enormes echadas a rodar
con fuerza titánica o sudor de contención
dosificado por muestras sensatas
que oprimen hasta las cenizas el fuego insurgente.

Retrocede todo
y los dispositivos se encienden,
la voluntad por fin es liquidada
el pensamiento único prevalece
en segundos de impacto visual;
siento que algo se infiltra como anestesia mortífera
en cada proceso de sinapsis
en el caudal de la sangre
en la sustancia etérea de pensamientos
alguna vez influyentes
otrora tiempos todopoderosos.

Medianoche del 13/14 del mes de enero del año XXV

MANÍAS DE ENSOÑACION INMEMORIAL


Tiendo las manos en la tierra húmeda
me regocijo imaginando 
el placer de antes 
cerrar los ojos y padecer 
lo que otros ya padecieron 
fingiendo que respiran pétalos podridos 
y sonríen encausados por la fluidez genuina
de aves trinando al paso prodigioso
mientras se piensa en la utopía de 
soñar con cielos infinitos
seres que se pintan de cuerpo entero
en el nocturno tintineante 
que enciende emociones 
y rostros ocultos
que tocamos deslumbrados
cuando niños
y el río fluía junto al aguacero
de la forma que otros, solo
lo pudieron ver en páginas de historia
en remotas apariciones
que ahora deslumbran y contienen 
cosas, detalles, piezas, especificaciones dúctiles que son, en suma
un estado suspicaz al primer tacto
al apagar todas las razones
y dejarse mermar de cabalidad
mientras los minutos devoran la avidez de querer demasiado pronto
para exagerar en debilidades consumadas
dejarse, someterse, tenderse a la intemperie
como si se estuviera naciendo de la nada
proliferando desde el umbral de la espiral
que agota mirar, ensoñando
obnubilado, ciego intempestivo
que clamó como un demente lúcido
fatigado como andante de trovador
que supo avergonzar y avergonzarse 
en tanto todo seguía, el mundo seguía ensimismado
y la trama de existir iba desfragmentando
en horas de desacierto
todo lo que se pudo crear en un momento de felicidad
y se desbarató muy pronto, lapidario
cuando algo comienza a carcomerse
con olvidos y manías derivadas de ilusiones, espejismos,
que se desintegran y no son más 
lo que el viento no se llevó consigo
dejándolo tirado allí 
en medio de ninguna parte
para pensar que todo fue un intento
un paréntesis desquebrajado que nada pudo contener;
tierra otra vez
frío mientras se recuerda 
y rostros cabizbajos, ensombrecidos de angustia
en tanto la noche persiste en anonimato y refugio
de lo que alguna vez fue y no será más…

LOS SUEÑOS COMO UNA CAJA DE RESONANCIA


Estoy dormido, descanso por fin, escucho el andar del ser más diminuto y el chirriar imperfecto de algún objeto que todavía se mueve como péndulo en la penumbra.
Siento que estoy en un mundo distinto, quizá paralelo al que vivo cuando todo es real, no siento calor ni frío, tampoco sensaciones incómodas que suelen originarse de la nada, solo estoy allí imaginando a todo el mundo desenvolverse tal cual como si lo hicieran habitualmente, mi imaginación sigue reproduciendo escenas vívidas y seres totalmente auténticos, me es posible mantener ese registro mental sin ningún problema. En ese insólito proceso desentraño algunas voces remotas que parecen dirigirse a mí, el oído no puede fallarme porque la noche está en su punto más denso, hasta es posible sentir el aleteo del insecto más diminuto o el zigzagueo de insignificantes criaturas que trasladan comida u cualquier cosa que les pueda servir para su sobrevivencia. Alguien se acerca pero no puedo verlo, no me asombra y no siento el mínimo temor, ni siquiera puedo voltear el rostro pero sigo escuchando que esas voces se acrecientan y pronuncian mi nombre con total nitidez, mi atención es completa, contengo la respiración y entiendo un saludo cordial, sin duda es alguien que me conoce, correspondo y casi de inmediato cualquier tema sale de la nada, sin darme cuenta estoy platicando con un ser sin rostro que habla desde la oscuridad, es un intercambio de palabras absolutamente natural como si estuviéramos en una banca de parque al sol de la tarde, sin embargo, jamás he hablado con ese sujeto en toda mi vida, no recuerdo esa voz, ese tono me es indiferente pero él conoce de mí, mis acciones, mi sentimientos, mi día a día, es increíble pero conoce muy bien cada detalle, mis puntos de vista, es minucioso y ha documentado cronológicamente cada hecho que me ha ocurrido durante todos estos años. Solo puedo creer que, aunque creamos estar solos hay una presencia imperceptible que sigue nuestros pasos, se posa ante nosotros y cavila en nuestros menesteres y pensamientos recónditos para mantenernos absortos en la divagación de una ilusión, un proyecto, en una rutina, en la disposición única cuando necesitamos sentarnos a trabajar o a crear un producto como base de la estabilidad que necesitamos para no perder la brújula de un sentido y propósito que aún no logramos comprender por completo. Es una presencia invisible como pocas que quizá juegue un rol actoral en la secuencia de aparecer y desaparecer cuando una curiosa escena se antepone a otra casi por arte de magia, los planos de existir para mí son de un cambio constante, lo que siento es una profunda soledad pero que se satisface con actuar y definir mis expectativas frente a un contexto que se renueva y es más extraño que el anterior. Todas esas presencias representan a quienes pude conocer de una u otra forma, coinciden por una extraordinaria solución etérea que desborda mi imaginación. Presiento estar en un gran escenario de errores y pruebas haciendo de lo cotidiano una construcción absurda que denota una exposición visual incomprendida. Si tan solo pudiera sostenerme en un ángulo de lucidez para entender todo con más claridad, un estudio así de concienzudo me ayudaría a entender una teoría histórica del mañana, los rostros que veré, las circunstancias con total exactitud y esos hechos inexplicables de algún color encendido que despierta al que parece cabizbajo y asombra al que parece ido mientras un cruce de comentarios deja una palabra clave para que otro cambie de pensamiento y recuerde el ayer y otro pierda la paciencia y olvide a lo que iba, otro tome nota en tanto el clima vulnere tropical a través de la ventana y ponga en peligro la atención de muchos, el desacierto al caminar, etcétera, etcétera.

Año XXV del II Milenio

Acaba un año y comienza otro, debiera ser diferente y no lo es, tendría que haber un acantilado desde donde se pueda contemplar cómo se alejan esos recuerdos del tiempo que ya se vivió en una inmensa isla artificial que se desplaza en altamar, pero no sucede, nada significativo es percibido, todo acto de celebración o ritual de despedida o bienvenida es solo una expresión pálida, superpuesta, fingida, de desperdicio por nada, actuada, experimental… Estoy dejando de creer cada día transcurrido, veo por la ventana y nada me sorprende, son las mismas demostraciones de júbilo popular como si el último día y el nuevo no tuvieran un abismo de diferencia, cuando si lo hay, es dejarse inmutable hasta el último minuto, apagar las luces, susurrar frases incoherentes en medio del enlace encriptado de una dimensión y otra, palabras inconexas, gestos de cansancio y agonía como una interpretación perfecta de lo agotado, el fin natural a la insistencia de vivir por un objetivo obtenido, un abrazo final, un temporal que cruza la casa como si consumiera la realidad de tantos días pensando el cómo, haciendo de la forma tradicional una tarea, resolviendo un acto inesperado, pagando por un valor de subsistencia y retirando el sobrante, el desperdicio, lo anticuado, lo putrefacto, envolviendo el desgaste propio del cual ya no merece recordar nada porque atarse a ello significaría un drama insuperable, crónico, posesivo, propenso a divagar en una escala infinita de querer y tenerlo sin medir deterioro. Cada letra de lo expresado en el XXIV debe ser enterrada en un silencio sepulcral, nada debe afectar ni debe ser causa de influencia para cometer un acto de duplicidad, repetir lo que se dijo y pensar lo pensado, realizar mirándose al espejo, tocando la fuente del agua, verse a través de la ventana, palparse como una escena de reconocimiento, sentirse apenas, doblegarse en sus propias razones y mentirse para conservar un complejo delicado, obtuso, sin exclamaciones.
Este año nuevo se debe mostrar un rostro renovado, palabras en consecuencia de una estructura que soportará tempestad de condiciones, hechos fortuitos, senderos con luz de sol y la claridad para expresar una combinación totalmente genuina sin ningún rastro del pasado y sin excedentes para un futuro todavía desconocido.

CASUAL e INDIFERENTE


Anoche pensé demasiado, lo hice de forma deliberada, fue difícil sostener un hilo conductor con todas las imágenes que sacudían mis ideas en ese momento, pero lo intenté de todas formas, en ese relato imaginario me contuve para no perder el temple, sin embargo, evocar y revivir de manera exacta cada escena, cada hecho situado en retrospectiva de lo que pasó siendo los momentos a veces un resumen amargo y patético que tienden a debilitar, la mente juega sucio, te lleva, te arrastra, te hace creer, te atrae para endulzarte y luego te lanza a un abismo, te quita todo y te muestra perfectamente vulnerable, a la vista de todos, como situado en la punta del iceberg más insular que se pueda imaginar, nadie te abriga, nadie atiende tu auxilio, alrededor no hay más que sombras de personas de paso, comentarios volátiles, sentimientos superficiales, muestras forzadas para decir hola y también por favor. 
Circunstancias diversas que siendo ya de inútil recordatorio tienen en si un poder desestabilizador, pueden provocar la mayor angustia como el punzón que atraviesa un corazón afligido o puedan causar una enorme felicidad totalmente inesperada como si todo fuera tan real, perfectamente vigente, ante la mirada incrédula de quien no lo cree y teme aceptarlo porque el mundo perfecto se desmorona al primer contacto, al intento de dedicación, a la expresión de dulzura. 
La fragilidad nuestra no es compatible al verse expuesta al acto puro de ejercerlo.

LA TOMA DEL PODER


Me regocijo imaginando esa entrada
romper el candado de la santa mierda
y venir del infierno a este infierno
tomar por asalto lo que alguna vez fue nuestro
y perpetrarse en el poder
para siempre,
dotar de actos voluntarios y sentido común
a moldes vacíos olvidados por ideologías absurdas
y comenzar a extremar causas libres de pensamiento
que hagan temer al pusilánime,
incendios con solo enfrentar el problema
y decir simplemente esto es verdadero,
ignorar imposiciones de corrección teórica, 
tirar por el culo cualquier tibieza 
y retomar junto a tantos y millones de bien
el espacio vital destruido junto a la historia
que fue censurada y puesta en ridículo
como botín de toda culpa.
La santa mierda intentó enfermarlo todo
desde el tono a vocalizar, 
las ideas meditadas y los actos, 
el manual escrito e interpretativo,
mientras todos dormíamos plácidos
en batallas ganadas de tiempos lejanos
en olvidados libros que ya nadie lee
y muy pocos ya recuerdan.

Interlude: EVIDENCIA

Hay algo que me ata las manos
me envuelve las piernas
no me permite voltear el rostro
y reconocer imágenes espectrales hechas realidad,
un mensaje oído por murmuraciones 
o las expresiones que irrumpen al caminar en las calles
un rompecabezas enigmático que debiera encajar
antes de cada puesta de sol
antes que una nueva obligación 
me confine irremediablemente
y me haga olvidar, 
desprenderse sin vida
marchito ante la evidencia póstuma.

A EXPENSAS DEL FUEGO


Esta sensación de hoguera me socava, despierto para dejar de sentir angustia y mientras camino todavía desencajado en estado febril, me convenzo de no poder ir más allá, de afrontar la geometría gigantesca que decrece al acercarme y se convierte en un embrollo imposible de desatar.

Pienso en todos los demás
cuando algo comienza a dividirme en fragmentos,
dejo en evidencia
la presión de ceder
el ruido escabroso del hemisferio sombrío
la disonancia al hacerse espiral
y tantas cosas olvidadas
consumidas ahora en la urgencia de dejarlo ir
con el flujo del aire, muy pronto hacia la nada,
pensamientos cohesionados en labores mecánicas funcionales
próximas al unísono activista que se oye:
Sigo aquí a contrasentido
junto a rostros descorazonados de hombres hechos para sufrir,
eludiendo montículos fétidos aparecidos
intentando ser elemental a quien tire monedas,
como si la vida idónea se realizara en hacer algo bello o perverso,
acariciar mis lamentaciones,
doblegarme hasta el descanso
como un niño que anhela ver este mundo
o como el viejo inconsciente
que duerme placentero esperando perecer resignado.

Pienso en todos los demás
lo hago de la forma más estúpida
lo sé porque también soy un ser estúpido,
con ganas de seguir engañándome
convertir lo que hago en ocurrencias
brillantes secuencias denodadas
para desconsolarme al desnudo
en un acto suicida de retorno,
confrontando con todo estado ecuánime
que siempre me deja sin ganas de vivir
en intensidad de zozobra
oculto en un escondite anacrónico
me hago de una idea descabellada sin ningún reparo
pronto levanto la voz
¡basta inverosímil!
simplemente es teoría
pero mis colores siguen muy altos
la luz no baja
los reflectores me devuelven a la vejez
y dejan traslucir mi temperamento
mis años adiestrándome en el arte renuente a volverme alguien vil
que se muerde la mano y mastica hierba
–la fuma hasta perforarse las costillas-
se arrodilla en posición de suplicar una maldita rutina
que al menos alimente el espíritu
y debilite sin remedio también mi espectro del albedrío,
razón más que suficiente para patear el puto tablero
encender la hoguera
y timar al primer sujeto que intente frotarse las manos
a expensas del fuego,
de mi fuego interior que no soporta más diatribas
más humillaciones.

Pienso en todos los demás,
mientras arrastro mi cuerpo por las calles que se ríen de mí
y yo me río como lunático de mi propia desgracia.
La miseria invade, demuele
la soledad parte el alma
martiriza al que todavía espera sin pretensiones, al soñador,
al espectador paciente
que finge ser uno más
se deslumbra por nimiedades
y se idiotiza con buenas costumbres 
con solo verles la cara y oler lo que llevan puesto,
tiene esperanza en los ojos
jadeos de quien parece sediento de afecto…
Aún conservo síntomas de rebeldía
como un recaudo insospechado para no dejarme caer,
sentirme en el aislamiento enajenado de ruinas, raíces muertas 
tapándome expresiones de mi semblante
impedir la naturalidad del respirar
adormecerme en el ángulo de una sombra
condescendiente a una sola circunstancia,
no saber que todo lo creado también se hace destructivo
en la misma medida estando aún de pie
soportando el daño alrededor
cuando se deja ver
sacudir las entrañas
desencajarse intencionadamente para dejarse inerme
expuesto a toda clase de formas por el hecho de sentirse abatido
luego ausente.
Muy pronto dejaremos de contar
¡Quién es, por Dios!
Yo que tanto amé
y perdí felicidad
por un muro interpuesto
una pieza destruida
sucumbir en un ciclo indefinido
amando a mujeres desaparecidas
y despidiéndome de hombres que yacen bajo tierra.

Pienso en todos los demás
antes que nada, gracias a su menosprecio
y el parlamento de toda esa hipocresía
que lava un rostro, lo hace ambiguo
sin expresiones
envuelto en flamas de un calor 
profundamente culpable
inmensamente contenido.

Hay relámpagos, huyamos, tenemos que escondernos aquí, en esta casa en ruinas, en el mismo sótano habitado por roedores, padeciendo de persecución y hambre mientras nuestras cabezas se hunden en la oscuridad y el corazón se paralice en tanto el aliento se enrede en las telarañas aun cuando nadie lo sabe, todos los ignoran, ninguno sospecha, la vida sigue su curso natural, el fuego avanza imparable en el paralelo invisible, va devorando a su paso, consume años históricos de tanto que se hizo y ahora se desprende al aire en cenizas mortales.