domingo, enero 26, 2025

LOS SUEÑOS COMO UNA CAJA DE RESONANCIA


Estoy dormido, descanso por fin, escucho el andar del ser más diminuto y el chirriar imperfecto de algún objeto que todavía se mueve como péndulo en la penumbra.
Siento que estoy en un mundo distinto, quizá paralelo al que vivo cuando todo es real, no siento calor ni frío, tampoco sensaciones incómodas que suelen originarse de la nada, solo estoy allí imaginando a todo el mundo desenvolverse tal cual como si lo hicieran habitualmente, mi imaginación sigue reproduciendo escenas vívidas y seres totalmente auténticos, me es posible mantener ese registro mental sin ningún problema. En ese insólito proceso desentraño algunas voces remotas que parecen dirigirse a mí, el oído no puede fallarme porque la noche está en su punto más denso, hasta es posible sentir el aleteo del insecto más diminuto o el zigzagueo de insignificantes criaturas que trasladan comida u cualquier cosa que les pueda servir para su sobrevivencia. Alguien se acerca pero no puedo verlo, no me asombra y no siento el mínimo temor, ni siquiera puedo voltear el rostro pero sigo escuchando que esas voces se acrecientan y pronuncian mi nombre con total nitidez, mi atención es completa, contengo la respiración y entiendo un saludo cordial, sin duda es alguien que me conoce, correspondo y casi de inmediato cualquier tema sale de la nada, sin darme cuenta estoy platicando con un ser sin rostro que habla desde la oscuridad, es un intercambio de palabras absolutamente natural como si estuviéramos en una banca de parque al sol de la tarde, sin embargo, jamás he hablado con ese sujeto en toda mi vida, no recuerdo esa voz, ese tono me es indiferente pero él conoce de mí, mis acciones, mi sentimientos, mi día a día, es increíble pero conoce muy bien cada detalle, mis puntos de vista, es minucioso y ha documentado cronológicamente cada hecho que me ha ocurrido durante todos estos años. Solo puedo creer que, aunque creamos estar solos hay una presencia imperceptible que sigue nuestros pasos, se posa ante nosotros y cavila en nuestros menesteres y pensamientos recónditos para mantenernos absortos en la divagación de una ilusión, un proyecto, en una rutina, en la disposición única cuando necesitamos sentarnos a trabajar o a crear un producto como base de la estabilidad que necesitamos para no perder la brújula de un sentido y propósito que aún no logramos comprender por completo. Es una presencia invisible como pocas que quizá juegue un rol actoral en la secuencia de aparecer y desaparecer cuando una curiosa escena se antepone a otra casi por arte de magia, los planos de existir para mí son de un cambio constante, lo que siento es una profunda soledad pero que se satisface con actuar y definir mis expectativas frente a un contexto que se renueva y es más extraño que el anterior. Todas esas presencias representan a quienes pude conocer de una u otra forma, coinciden por una extraordinaria solución etérea que desborda mi imaginación. Presiento estar en un gran escenario de errores y pruebas haciendo de lo cotidiano una construcción absurda que denota una exposición visual incomprendida. Si tan solo pudiera sostenerme en un ángulo de lucidez para entender todo con más claridad, un estudio así de concienzudo me ayudaría a entender una teoría histórica del mañana, los rostros que veré, las circunstancias con total exactitud y esos hechos inexplicables de algún color encendido que despierta al que parece cabizbajo y asombra al que parece ido mientras un cruce de comentarios deja una palabra clave para que otro cambie de pensamiento y recuerde el ayer y otro pierda la paciencia y olvide a lo que iba, otro tome nota en tanto el clima vulnere tropical a través de la ventana y ponga en peligro la atención de muchos, el desacierto al caminar, etcétera, etcétera.

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