«¿Es
seguro que no te permites degenerar al menos por curiosidad, lo que no puedes
imaginar?»
Se hace distante decidir, el tiempo no
espera, las vueltas del destino crean a estas alturas posesiones discontinuas
que aceleran ansiedades por todo lo desconocido, lo que será de gran utilidad,
si a partir de una nueva reforma de fácil doctrina, comprenderías que hay una
sola vocación, una sola…, cuando ya sabes que nadie más quedará en ese extenso
camino.
«¿No
buscas acaso recrear persecuciones y narraciones interminables?»
Ocultarte y descubrir el sonido de la
demolición cuando no hay nada frente a tus ojos. Pudieras fingir nuevamente y
desobedecer lo que tú quieras, odiando con crueldad lo que te disgusta, que es
casi todo, salvo lo que vas tocando, lo que vas sintiendo, lo que vas
apreciando en discreto, las partes que te hacen feliz, los fragmentos de una
noble causa, que ojalá se haga posible.
«¿Felicidad
o comodidad?»
Lo que te hace digno. Es cierto que no
gustas de las presiones ni de las órdenes, nada con los populismos y los
métodos domésticos para el servicio común; sin embargo hay cosas que aunque no
gozando de tu agrado, pasan vulgarmente hasta contagiar al más selecto tribunal
de etiqueta. Reniegas de toda amnistía, cuando no hay esfuerzo y justicia que
se demuestre incolora y posible de inhalar.
«¿Visitaste
la simpleza y recuerdas esa palabra perturbadora?»
Las cosas no han cambiado, los
rituales que te obligan los complejos, son un arte insustituible para tus
deberes.
Cuando dejaste ese lugar de culto y la
habitación de las ideas, donde te honrabas de misterio, de arrebatos geniales,
de inquebrantable voluntad, para luego volver con lo que te hacía falta, o sea
el hincapié del parentesco, los sueños se hacían visibles para cualquier ser
consciente. Tus cosas se explicaban por sí solas, no había dramas ni
desconsuelos de que vivir y desquiciarse.
En un lugar tan simple como es el
vacío de no contar con el pasado ¿puedes imaginar cuantas ideas pudiste
liberar? y ¿cuántos complejos agradables contemplabas en la configuración
matemática de un orden cabalístico y a la vez técnico?
Qué bien se sienten los contrastes ¿no?, con el núcleo excéntrico como ideario habitual en el tiempo de ahora, no se deberían consentir al menos, liderazgos para sufrir, obsesiones de melancolía, ni resentimientos por la carga innata de herencia.
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