La lámpara mágica de los deseos
nunca estuvo en la mesa de noche,
afuera solo iluminaba la luna,
(Un témpano resplandeciente),
habían manos vibrando de frío
elucubrando figuras de horror
como una muestra artística de sobrevivencia.
Era igual debajo de la cama como encima de ella,
la puerta no era una simple bisagra de libertad y retraimiento,
los sonidos traducían calamidad;
se respiraba orgullo donde no había aire
bajo la enfermiza luz
que se hacía cada vez más pálida.
¿Algo se suplicaba con insistencia?
entre la abundante simpleza ornamentada por la nada,
los corredores que no existían,
subir a la azotea contigua
para soñar en una altura de extraños,
acariciar a los cachorros que se meneaban moribundos,
jugar en el huerto fantasma
con el árbol que nunca echó raíces,
y esperar, a que un día no muy lejano
la casa de los sueños por fin sea el recinto visible
que sepulte pasado, lágrimas y sufrimiento
de oscuros días, asfixiantes de necesidad.
A: Rana, MamaChio, Pololo, Negrito, Profesora, Ñañito
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