y
el piano cortó la tempestad.
El
augurio continúa,
la
figura estropeada hecha añicos.
Ceden
salvoconductos atómicos,
eficaces
de cuando en cuando.
Y
donde estuve yo,
¿Con
mamá?
o
debajo de los testículos espirales
de
ese cobarde padre.
¡Dios
santo!
mi
aventura animal
sobre
el mueble azul…,
Los
libros, la página eterna,
un
pobre diablo.
Las
colillas, el hazmerreír,
cuantos
días sin saber quién eras.
Tienes
balas para mí,
para
mi voluntad únicamente.
Solo
te escondes
no
me mientas,
aléjate
y ve lo más distante
donde
signifiques la nada.
Tu
llanto de mujer
me
permite silbar una estupidez.
El
túnel es gótico,
lleno
de agua en el náufrago,
si
lo hago,
me
levanto de la almohada
densa
de nuestro posible erotismo.
Dios
me acepte
la
oración con aliento de hierba;
de
vez en cuando efectúo una disputa.
Lo
llevo conmigo,
no
hay tiempo de arrepentimiento,
estoy
feliz por eso menciono
mi
libertad ¿acaso ignoro?
Ven,
acércate a mí
y
olvídate pronto ¡hazlo ya!,
suerte
tienes
contra
terrestres, cascabeles,
y
sin embargo aún no es suficiente.
Largo
son y los maldigo,
así
permanezco,
¿Qué
será de tus secretos?
Cielo
oscuro, batahola, 100 placeres.
Uno
es el relativo de bueno
bendito
los huesos.
Señora,
devore plantas
y
ahora vengo a descubrir ser herbívoro.
La
noche no me halla
¿Quién
fue desnudo?,
Salve
olor el de los que fallecen.
Estupendo,
jamás lienzo a partir de su bota,
¡Mis
argumentos!
Raya
el recuadro,
la
geometría…,
Estoy
perdiendo el sentido,
dime
si estoy confesando la verdad,
¿Acaso
tú heredaste la frustración en papel lacrado?
Vete
no me hagas caso,
llevo
horas, meses
ironizando
por tu despedida
con
el teléfono de batería, sin batería.
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